Benigno García Díaz era agente de Policía Municipal en la localidad vasca de Ondarroa y ETA lo mató el 27 de enero de 1982 tiroteándolo por la espalda.
Su mujer, Mari Carmen Etxebarría, empezó desde ese momento un particular luto, macabramente trufado de amenazas y insidias, que la llevaron junto con sus seis hijos a marcharse camino de Sitges, donde se vio obligada a instalar su nueva residencia.
“Si no quieres que te pase lo mismo que a tu marido, lárgate de Ondarroa”, le decían, según relató ella misma en una entrevista recogida por El Diario Vasco en enero de 2017, cuando se cumplían 35 años de asesinato de su marido.
“Una de las amenazas me la hizo mi propia casera. Otras llegaron a través de las vecinas que me cuidaban los niños. Les encargaban que me lo transmitieran. Cuando llegó el ultimátum yo estaba hospitaliza en Bilbao por una operación y tuve que pedir al médico que me diera el alta”, relata Mari Carmen, que añade que una vecina le transmitió una advertencia de la banda asesina: “Dile que se vaya o metemos una bomba en el piso”.
La mirada de las víctimas
La historia de Mari Carmen, del asesinato de su marido a manos de ETA, de su calvario y estigmatización y de su exilio es la historia de mucha gente víctima del terror durante muchas décadas. Es la historia de mucha gente que bien se puede ver reflejada en el relato ‘Madres’, de Fernando Aramburu.
El programa ‘Más de uno’, con Carlos Alsina, emitió este martes la adaptación radiofónica de este cuento , que forma parte del libro ‘Los peces de la amargura’.
Alsina ha seleccionado cinco de los diez relatos que componen este volumen y los ha adaptado para la radio, con las voces de Ramón Barea, Itziar Lazkano, José Cruz Gurrutxaga, Bárbara Goenaga, María Jesús Varona, Aída de la Cruz, Maribel Salas y Óscar Terol.
El libro 'Los peces de la amargura' es una conmovedora colección de relatos cortos que abordan el tema del terrorismo desde el punto de vista de las víctimas; tanto aquellas que han sufrido el terror y el hostigamiento, como las que han visto cómo alguien querido o cercano ha formado parte de la espiral de odio y violencia.