Los leucocitos murcianos que corren por mis venas casi me obligan a reivindicar y aplaudir a esa tierra no siempre bien tratada. Muchas bromitas por cómo se habla o por cómo se come o por las galas de tele que allí se hacían, pero la comarca se reivindica, con su equipo de basket, de fútbol sala y por su vecino ilustre de El Palmar que ayer nos brindó otro domingo de esos que no se olvidan.
El guion de París ejemplifica la propia vida: en la misma edición que nos arrugó el corazón al ver desfilar a Nadal hacia la retirada. Hemos coronado a otro rey del talento, de la entrega, del sufrimiento y del triunfo coral. Porque Carlos Alcaraz, como digno heredero, sabe sumar a su raqueta esos elementos que le ayudan a triunfar: equipo, familia, amigos, vecinos, paisanos… por eso todos nos hemos levantado un poco más altos hoy.
21 años. Calidad y desparpajo. Crecimiento continuo, sin desdeñar los baches, las caídas y los aprendizajes a los que no siempre se les pega una sonrisa. No sé sabe donde puede llegar, pero sí con lo que está dispuesto a soñar. Este “murcianico” ya ha triunfado en Nueva York, en Londres y el Paris. Falta lo de Melbourne para ese póker con el que el tenista sueña.
Como cada lunes, miro el arcón y el volumen de pesca es otra vez de nivel en nuestro deporte: la Selección ilusionada y con buenas sensaciones concentrada ya en Alemania antes de debutar ante Croacia; el Barça de Balonmano con su Copa de Europa número 12 y entre laureles la expedición de atletismo que se ha traído de Roma 6 medallas pese a ir vestidos todos de naranja calippo. Los diseñadores de equipaciones deportivas tienen un programa, como los que creadores de mascotas. ¡Un día lo monto!