Si me equivoco, pido perdón, pero me huelo que el "Barça Gate" ha sido el detonante de un especie de espíritu de búsqueda e indagación ahora que tenemos una especie de cargo de conciencia colectivo, la profesión repasa asuntos turbios, rebobina la memoria y el archivo y hasta desempolva viejos casos irresueltos como pasa en las series de detectives.
La familia Negreira, padre e hijo, suma casi 20 años de cosecha conjunta, que se sepa, facturas, charlas, favores no confesados y, seguro que diversas conversaciones carentes de ética que conoceremos y otra parte se derrumba y confiesa. La federación interpela a los árbitros con un cuestionario sobre comportamiento, la liga saca del arcón una denuncia de un partido copero del año pasado, donde las apuestas pudieron tener conciencia y el Consejo Superior de Deportes, pues muy bien gracias. Pero instantes antes de que el balón trotara la jornada de la Europa League, cumplió en Sevilla y el Barça como como las batas de boatiné solo para estar por casa. Eliminado, la atención se la quedó Sergio Ramos, el camero desveló la llamada matutina del seleccionador donde el anunciaba el destierro definitivo con rapidez y con algo de mala baba, el ex capitán de la roja dejó caer que aunque fuera pichichi, nobel de la paz y donante de millones a UNICEF, de la Fuente, no llamaría, no le daría unos minutos de agasajo, desligando su deseado retorno de todo rendimiento.
En marzo, vuelve la selección, habrá lista, explicaciones y la versión que nos falta de cómo ha sido la conversación telefónica. Ramos tiene 180 internacionalidades y 36 años, un carácter fuerte y una determinación de líder. Tendrá sus razones para volver y de la Fuente, las suyas para no permitirlo. Mi conclusión es que si te gusta lo que haces, Carlos, no ves nunca factible el retiro, seas pelotero, cantante, torero o Tamames.
