No nos quieren en Europa, hemos sufrido bajas históricas en Champions que son al fútbol lo que Trafalgar a la Marina española.
Solo el Madrid flota y será señalado como el delfín blanco de la venganza. La excepción ibérica. ¿Hemos tocado fondo? Porque la tendencia bajista se consolida y habrá que ver bien que deficiencias son más acuciantes: la economía de los clubes, la política de fichajes, el trabajo de canteras… No me quiero poner ‘seriote’, pero también estamos hablando del 1,4% del PIB de nuestro país y de casi 200 mil empleos.
Menos mal que la semana nos está dejando sin sobresaltos ni parones anunciados la nueva Ley del Deporte con la que todos ganan y pierden un poco. El placer de la cesión que lo tenemos poco trabajado. Pero témome que todavía falta un extenso trecho para decidir cómo queremos hacer que nuestros equipos gocen de ese músculo económico de los titanes europeos.
Los medios hemos destacado mucho la llamada cláusula ‘Anti-Pique’ orientada a evitar casos donde el vil metal arrasa con la ética. Vamos, en román paladino, que jugador en activo no podrá meter goles fuera del estadio.
Lo que sí continúa en estado de hibernación es la Superliga. El nuevo cuerpo legal no condenaría una posible dualidad o emancipación. El presidente Javier Tebas dijo ayer tras la asamblea de clubes que el presidente Florentino Pérez “nunca pierde”, que tiene mucha influencia.
Y digo yo, ¿y si en vez de tanta bravuconada y zarandeo mutuo, se ponen a idear una competición mixta que medio contente a todos? Porque la UEFA sangra, y mucho, y no solo hablo de la escabechina de martes y miércoles. Voy a pensar por si se me ocurre algo…
