Hoy puede ser un buen lunes para Luis de la Fuente. La Selección no juega hasta marzo, él se recupera de una operación de rodilla, pero nuestro entrenador verá refrendado uno de sus sueños: que le paguen como a un campeón. Su repre llevaba mucho tiempo tocando el timbre de Las Rozas pero, claro, con tanta interinidad, tanto expediente y recusación, le abrían las puertas por educación… pero no le atendían en ningún despacho.
El riojano entró por la gatera después de ofrecerse hasta ser cansino, el bochorno de Luis Enrique en Qatar facilitó su no renovación y que la oportunidad llegara. No fue cariñoso Rubiales en los modos, lo ungió con desgana, pero pronto su ilusión, su conocimiento de las categorías inferiores y sus ganas de redoblar el trabajo le facilitaron el aterrizaje.
Al principio resultó empalagoso, nombraba a cada periodista, nos decía hasta que éramos imprescindibles para los grandes planes… eso sí, el peso del juego y la elección de los artistas fueron lo que de verdad metieron al míster en el salón de nuestras casas. La Nations del 23. La Eurocopa del 24. El estilo preciosista, los chavales con su ímpetu, un grupo pétreo y orgulloso de serlo. Aval para “agrandarse”, como alguno le acusó.
Su gran manchurrón fue ese aplauso al Rubi en la asamblea de la vergüenza. Pidió perdón, aunque con argumentos infantiles. Claro está que con logros… todo se perdona y hoy, con el presidente Louzán ganando días en el cargo, ampliará su contrato hasta el 28 con opción de llegar a nuestro mundial. Cuatriplicará su sueldo actual: podría ingresar hasta 3 millones brutos con incentivos relativamente fáciles. Yo me alegro mucho. Se lo merece. Encima no hay que esperar a decreto alguno, se imprime, se firma y listo. Tenemos el mejor seleccionador posible y por fin, bien pagado.
