En la sala de prensa del complejo de La Moncloa y tras una retahíla de preámbulos en busca del boato debido. Así pronunció Pilar Alegría el nombre de Vicente del Bosque como paladín de la decencia al frente de la comisión provisional en la Federación de Fútbol.
Busca el gobierno la unanimidad en la persona por encima de la tarea, y seguro que la obtiene, pero el gran seleccionador de la historia de nuestro fútbol no es un pararrayos y las tormentas acechan. Las propias de los procesos judiciales en España por décadas de oscura gestión, y las ajenas de FIFA y UEFA que detestan que ejecutivos intenten poner siquiera un meñique en sus 'Vaticanos' nacionales.
Vicente no cobrará y no se extralimitará. Seguro que acepta por responsabilidad social pero no por gusto. Querrá representar, mediar, sumar, y yo como admirador incondicional, le deseo mucha suerte porque la merece a "puñaos". Su talla ética y moral está muy por encima de la media. Trabajador, humilde y bondadoso, de ahí que ahora tenga un sapo en la tripa.
La cuenta atrás para la Euro sigue activada y eso implica que nuestra Liga se termina. Con cierto morbillo contaremos mañana si Girona o Barça se disputan la corona catalana escoltando en el podio al Madrid. Según se repartan los goles, los de Ancelotti podrían entonar su alirón número 36.
El mundo está cómo está, qué te voy a contar a ti, y el deporte no se encoje de hombros: ayer el COI ponía cifras a los dramas presentando el Equipo Olímpico de Refugiados más grueso de la historia: 36 deportistas de 11 países diferentes. La mitad, iraníes. "Mensaje de esperanza para los 100 millones de desplazados". Palabra olímpica. Sea.