1.- ¿Hasta qué punto somos conscientes de que las cifras de contagiados, ingresados y muertos del coronavirus son irreales, orientativas, especulativas? La realidad es más cruda. Y no porque nos la estén escondiendo, sino porque hay una distancia muy grande entre los casos registrados y los existentes.
2.- Los datos son mucho más concretos respecto al personal sanitario. ¿Sabéis cuántos de nuestros médicos y enfermeros se han contagiado? 5.400. Y como podéis sospechar la cifra tiene mucho que ver con la falta de medios.
3.- ¿Puede hablarse a raíz del coronavirus de la importancia del activismo pasivo, de la solidaridad inmóvil? La mejor manera de colaborar es la pasividad. O sea, quedarse en casa.
4.- El presidente de México, López Obrador, se adhiere a la tesis negacionista y recomienda a sus compatriotas hacer una vida normal. ¿Ha enloquecido o ha decidido resolver con cadáveres y cadáveres los problemas de sobrepoblación? Solo en México DF viven 21 millones de personas. Imaginaos que no se tomen en serio el coronavirus.
5.- ¿Y no os parece al mismo tiempo que la disciplina del estado de alarma podría hacer concesiones ocasionales a los niños? Un mes de encierro puede ser contraproducente, aunque saltárselo exige un ejercicio de responsabilidad.
6.- ¿Por qué la enfermedad, en España y fuera de España, contagia igual a mujeres que hombres, pero les afecta más a las hombres que a las mujeres? No está clara la razón, pero tanto puede ser biológica como cultural.
7.- ¿Están locos estos romanos? Permitidme que la pregunta sea un homenaje a la muerte de Albert Uderzo.
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