Madrid |
Cuantos más personajes populares y de prestigio dan positivo, como Ana Pastor, médico y exministra de Sanidad, más cerca sentimos la posibilidad de contagio. Y cuando vemos que los Reyes de España y el matrimonio Macron no se besan ni se dan la mano en París, algo se protegen y alguna enseñanza desprenden. Yo no tengo un medidor de la autoprotección personal y ciudadana, ni creo que nadie lo tenga. Pero ayer he visto las calles de Madrid, vacías como un día festivo.
Leo los datos de ocupación hotelera, que están en niveles del 14 por ciento. Veo las imágenes de aeropuertos, estaciones de metro y trenes sin pasajeros, y pienso que la población se cuida y escapa de los escenarios de riesgo. Y contemplo cómo se cancelan reservas, cómo se evitan almuerzos y citas, y llego a una conclusión: la economía, menos el mercado alimenticio, tiene que estar pagando un altísimo precio que todavía no se puede cuantificar.
Pero, como dices, la sociedad ha aprendido o está aprendiendo la lección. Y hoy, con todos los avisos de organismos internacionales y las cifras galopantes de contagios, la aprenderemos mucho más. Hay un eslogan de siempre que vuelve a estar en boca de todos: "lo primero, la salud".
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