1.- ¿Fue penalti o no fue penalti?
2.- ¿Hemos pasado del estado de alarma al estado de euforia?
3.- ¿O no es esa la sensación que trasladan las fiestas, los botellones, la temeridad con que jóvenes y no tan jóvenes se han propuesto desafiar al coronavirus y comprometer de paso a la sociedad cuando más hacía falta la prudencia?
4.- O sea, ¿cuántos contagios y cuántos muertos van a sumarse a la estadística de la tragedia gracias a la frivolidad con que se ha celebrado el fin del estado de alarma? Para más estupefacción, las grandes fiestas las han protagonizado los que no están vacunados.
5.- ¿Cuánto puede resentirse la remontada, la campaña de vacunación, la saturación de los hospitales, precisamente por esta bochornosa ebriedad con que se ha celebrado el 8M?
6.- ¿Entendéis ahora por qué las comunidades pedían una prórroga y reclamaban medidas restrictivas frente al caos que supone la ausencia de?
7.- ¿Terminarán siendo los jueces el último recurso al peligro de un rebrote que la muchachada española se ha tomado a risa, cuando nadie ríe mejor que una calavera?