La RAE define al bombero como aquel que maneja la bomba hidráulica en los incendios y presta ayuda en otros siniestros, pero la profesión de los “apagafuegos” es mucho más antigua. En ‘Más de uno’ hablamos con Eduardo Pedruelo, director del Archivo Municipal de Valladolid y con Rocío Quintana, operaria de montes y bombera forestal en la Comarca de Liébana en Cantabria.
Según nos cuenta el director, Valladolid es una de las primeras ciudades en las que hay noticia de la existencia de los responsables de apagar los fuegos. Esto se debe a que desde finales del siglo XV, se empezó a conservar documentación de actas municipales y es ahí, donde aparecen los "obligados al fuego", un grupo de 30 musulmanes también conocidos como “moros llamados al fuego”.
Según cuenta, apagar un incendio con los medios de aquella época era complicado y la forma más segura era el aislar y hacer cortafuegos, es decir cortar las estructuras que conectan las casas con las vecinas. Los musulmanes se dedicaban a la carpintería y de ahí que fueran ellos quienes durante muchos siglos fueran los responsables de apagar los fuegos, también llamados “matafuegos”. Eran treinta vecinos que tenían un compromiso adquirido con la ciudad a cambio de un suelo y una exención del impuesto de hospedaje.
El hecho diferencial en la ciudad de Valladolid con esta profesión, según explica Eduardo Pedruelo, es la recopilación e investigación de documentación.
Por otro lado, el jefe del parque de bomberos 41 de Madrid , Ángel Sevillano señala que empezó en esta profesión a los 19 años y que los bomberos se pueden jubilar a partir de los 59 años.
En cuanto a los bomberos forestales, Rocío Quintana, operaria de montes y bombera forestal en la Comarca de Liébana, Cantabria, relata que nunca se ha visto en peligro en un incendio y que uno de los beneficios del trabajo es estar en un entorno tan agradable.