Desde Monforte de Lemos hablamos con Francisco Ruiz Aldereguía, experto en ríos y autor de 'Cuaderno del Románico de la Ribeira Sacra', un recorrido por las 112 iglesias románicas que se encuentran entre los cañones del Sil y del Miño. "El Miño lleva la fama y el Sil el agua", cuenta Francisco sobre estos dos ríos gallegos. El Miño se llamó en la antigüedad “Minio”, por el color rojo anaranjado que traían sus aguas después de atravesar los páramos arcillosos del Bierzo, sometido a una intensa minería consistente en lavar las tierras rojas con sedimentos de oro.
"En los ríos veo la magnificencia de la creación", reflexiona sobre la generosidad de la naturaleza, que nos permite disponer de un flujo continuo de agua. Francisco, que vive en la Ribeira Sacra, confiesa que decidió irse a vivir a una zona donde los ríos fuesen una parte esencial del paisaje.
Los ríos más misteriosos
Fran Contreras explica que de los ríos españoles le ha marcado especialmente el Guadalquivir porque en su desembocadura ha estado buceando buscando el mito de la Atlántida. También, el río Arga en Navarra, que se pasa al entrar en Pamplona; el río Tajo por la historia de Juanelo Turriano y su artificio para llevar agua al alcázar, y el río Manzanares de Madrid. En la Isla de Pascua, hay un río en cuyo nacimiento hay un santuario ceremonial y un moai. Además, destaca el río Nilo como el origen de una de las grandes culturas antiguas y desde donde realizó una particular peregrinación.
¿Cómo frenar la degradación de los ríos?
Tony Herrera, biólogo y director del Centro Ibérico de Restauración Fluvial, un grupo de profesionales vinculados a la conservación y restauración de los espacios fluviales en la Península Ibérica. Con el fin de revertir la actual tendencia de degradación a la que se están viendo sometidos estos ecosistemas, Tony explica que, en general, los ríos necesitan que se respeten sus llanuras de inundación y su espacio fluvial, y necesitan mantener sus caudales ambientales.