Qué sabemos de la expedición de la vacuna

¿Qué relevancia tuvo España en la erradicación de la viruela?

En el siglo XVIII hubo una epidemia de viruela, que acabó con la vida de muchas personas, entre ellas, algunos reyes. Para luchar contra este virus, recurrieron a la variolización, una técnica por la que se hacían unas incisiones en la piel del paciente sano y se introducía por ahí un poco de pus, de la sustancia procedente de las pústulas de otra persona que sí estuviera infectada de viruela. Luego se cerraba la incisión y a esa persona le dejaba aislada hasta que pasara la enfermedad de forma se supone que más leve, después de lo cual quedaba inmunizada.

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Madrid |

El rey Carlos IV dio un cambio a la política de su padre, no sólo decidió inocular a tres de sus hijos -a Fernando (el futuro Fernando VII), a Carlos Isidro (el futuro pretendiente carlista) y a Francisco de Paula, cosa que hizo después de que otra de sus hijas padeciera la enfermedad y quedara desfigurada-, sino que además Carlos IV fue el rey que apoyó y sufragó la primera campaña sanitaria de la historia de la humanidad, una expedición filantrópica para llevar a los territorios del imperio español la vacuna de la viruela que había ya descubierto en 1798 Edward Jenner.

Aquella expedición filantrópica tuvo –además de su mecenas- dos personajes muy relevantes: el médico que la promovió, y que le dio nombre, el doctor Francisco Javier Balmis, y una enfermera llamada Isabel Zendal Gómez.

El novelista Javier Moro, nos explica en Más de uno que para realizar aquella campaña fue enviar a 22 niños expósitos, que eran la propia vacuna y por eso eran conocidos como niños vacuníferos. "Hasta que acabé mi libro ('A flor de piel') no me di cuenta de la importancia de la expedición, que no solo fue llevar la vacuna de la viruela a América, lo que hicieron fue inventar la vacunación, porque fueron con un plan", dice y añade que no solo era vacunar a las élites, como se hacía en Inglaterra, sino que "se trataba de erradicar la enfermedad", lo que supuso el embrión de la sanidad de hoy en día. "Era la primera vez en la historia que se mezclaban fluidos animales con fluidos humanos", comenta.

Cuando llegaron a América, convencían a los párrocos de las aldeas más remotas para que llevasen otro cuaderno de la vacunación de cada niño, paralelo al de bautismo y se enseñaba a los misioneros a vacunar. "Es una hazaña sensacional, el tamaño de aquella expedición fue brutal", reconoce y recuerda que "si no llega a ser por el esfuerzo de Carlos IV no se hubiera erradicado la viruela".

¿Quiénes eran Balmis y Zendal?

El doctor Francisco Javier Balmis, hijo de un cirujano barbero de Alicante, desarrolló desde pequeño una vocación muy grande, estudió medicina y quiso convertirse en médico de los que eran aceptados hasta en la corte de los reyes. Para ello, se hizo cirujano militar y llega a ser un hombre de vocación extraordinaria y con unas ganas muy grandes de investigar. Estuvo muy interesado en las innovaciones y cuando volvió de un viaje a México trajo un remedio contra la sífilis.

Después se comenzó a interesar por la vacuna de la viruela, se convierte en el mejor vacunador de Madrid y le llamaron de la corte del rey Carlos IV. El doctor explicó al rey que no había otra manera de llevar la vacuna que de "brazo a brazo", por lo que necesitaban a niños, cuanto más pequeños mejor (de 3 a 9 años), "sacaron a niños de los hospicios, que la misma monarquía esponsorizaba, ya que el rey era el padre de todos los niños huérfanos".

Pero Balmis se dio cuenta que necesitaba ayuda para poder controlar a los niños, así que se llevó a Isabel Zendal Gómez. Ella era hija de campesinos y se encargaba del hospicio. La rectora aceptó el viaje para salvar a su hijo, aunque discrepaba con el doctor porque a "Balmis le interesaba el éxito de la expedición y a ella la salud de los niños".