Las personas que han tenido Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM) dicen tener una conciencia mucho más plena que cuando estamos vivos, algo que contradice toda evidencia científica. Así, con esta "conciencia más clara" se refieren a que perciben la realidad que les circunda aunque estén clínicamente muertos.
Luján Comas, especialista en anestesia y reanimación, y presidenta de la Fundación Icloby: Ciencia, Conciencia y Compromiso, explica que su fundación se dedica a dos pilares. El primero, la divulgación del conocimiento a través de cursos de conciencia, de acompañamiento al duelo y a la muerte.
Por otro lado, se dedica a la investigación en hospitales de la conciencia en el momento de un paro cardíaco registrado en el hospital. Se trata de estudiar qué ocurre después, pues hay algunos de los pacientes -entre el 6-25% de los que sufren un paro respiratorio- que hablan de una conciencia mucho más plena que cuando estamos vivos.
"Esto desmonta todas nuestras creencias" y lo que sabemos sobre el cerebro. A los 10 o 15 segundos de no recibir sangre, el cerebro cae en inconsciencia y el registro del encefalograma es plano. Entonces, "¿cómo pueden decir los pacientes que tienen una conciencia más plena?", reflexiona Luján asegurando que esto desmonta la hipótesis de que "somos sólo materia" o únicamente producto de un cerebro.
¿Qué ocurre cuando estamos muertos?
Cuando están clínicamente muertos, en el tiempo en que sufren el paro cardiaco y se empieza la reanimación, pueden ver y se puede constatar después lo que han visto mientras les reanimaban. "Pueden explicar si había música en el quirófano, qué conversaciones tenía el equipo de reanimación, qué ropa llevaban, etc", dice.
Además, sienten lo que la otra persona está sintiendo y pueden llegar a tener telepatía. "Se sienten completos y algunos se pueden encontrar con amigos, familiares y seres queridos", cuenta Luján sobre la plena conciencia que tienen sobre la muerte. El reto de todo esto, sin embargo, es demostrarlo científicamente.
"Sabía que si aceptaba su ayuda, me moriría"
Álex Gómez-Marín, físico teórico, neurocientífico e investigador en el instituto de neurociencia del CSIC, vivió una Experiencia Cercana a la Muerte (ECM) hace tres años. "Estuve en un pozo con una luz amarilla intensa al fondo. Había tres figuras que me estaban esperando y supe, en el momento, que si aceptaba su ayuda, me moriría. Así que decidí regresar", narra Álex.
Para estudiar estas experiencias, desde el punto de vista empírico hay que combinar a lo que nos cuentan los pacientes con todo tipo de medidas objetivas, como un lector de encefalograma. La cuestión es si que "si el cerebro es una máquina, ¿cómo puede ser que funcione mejor cuando se está acabando?".
Para que se apruebe la investigación hay que pasar por un comité de ética y un comité de investigación. Es decir, se siguen los mismos pasos como si se hiciera cualquier otra investigación, como sobre un medicamento, "para que no puedan decir que no es científico", cuenta Luján.
Una Experiencia Cercana a la Muerte te cambia la vida
El objetivo es tener 344 casos de reanimación cardiopulmonar y ver qué porcentaje de experiencias cercanas a la muerte hay. "Lo interesante es ver cómo una ECM cambia la vida de las personas y cuanto más tiempo pasa, más cambia la vida", explica Luján sobre cómo cambian hacia otros valores, se vuelven más espirituales, tienen más contacto con la naturaleza e intentan que sus vidas tengan sentido.
Álex coincide con Luján asegurando que, tras una Experiencia Cercana a la Muerte, sí que recuerda ese momento y eso le hace "estar más presente en el más acá, no en el más allá". También, a raíz de esta experiencia, a nivel profesional "he salido del armario científico" y ha decidido que quiere estudiar estos fenómenos ignorando estos tabús sociales y científicos.