QUÉ SABEMOS DE... LAS GARRAPATAS

Las garrapatas: Picaduras, enfermedades y cómo evitarlas

En 'Más de uno' conocemos todo sobre las garrapatas. ¿Cuál es su función? ¿Son tan peligrosas como nos advierten? ¿Cómo podemos evitar que nos piquen? ¿Hay que extraerlas de alguna manera en concreto?

ondacero.es

Madrid | 10.07.2024 11:55

En términos evolutivos, las garrapatas son unos organismos que han simplificado su vida y se han adaptado a la perfección al parasitismo. Se alimentan durante periodos muy largos, pero ni las notamos cuando nos pican; producen sustancias anestésicas, sustancias químicas, anticoagulantes, etc.

En definitiva, "hay una gran complejidad en este arácnido que nos parece tan simple", cuenta en 'Más de uno' Sonia Olmeda, licenciada y doctora en Veterinaria y profesora titular del Área de Sanidad Animal en la Universidad Complutense de Madrid

¿Todas las garrapatas son iguales?

Las garrapatas se parecen en su forma de acercarse al "hospedador", en cuanto a resistir al medio ambiente, pero cada especie tiene un comportamiento distinto. En total, hay alrededor de 900 especies de garrapatas en el mundo y cada una tiene sus particularidades.

A algunas les encanta el frío, otras prefieren el calor. "Unas te persiguen activamente y otras te esperan subidas a las hierbas, juncos o helechos", explica Félix Valcárcel, veterinario e investigador en parasitología y experto en garrapatas del INIA-CSIC. Unas garrapatas necesitan juntarse en el animal para segregar una serie de hormonas y otras se alimentan por separado.

Las garrapatas detectan el CO2, el ácido láctico y otras sustancias en la respiración. Por tanto, una vez que pasamos cerca de ellas, se activan. Estos animales pueden seguirnos hasta 100 metros de forma rápida, por lo que es fácil que nos alcancen si andamos despacio o nos sentamos en el campo.

Sonia Olmedo y Félix Valcárcel, expertos en garrapatas
Sonia Olmedo y Félix Valcárcel, expertos en garrapatas | Onda Cero

¿Cómo saber si me ha picado una garrapata?

Fernando de la Calle, médico especialista en enfermedades infecciosas del Hospital La Paz-Carlos III, explica que, ante una situación de exposición o riesgo como puede ser el campo, es importante revisarse al llegar a casa, fundamentalmente en lugares como detrás de la rodilla, detrás de la oreja, los glúteos o los pliegues las mamas.

En humanos, las picaduras de las garrapatas se suelen inflamar y tienen tendencia a unas costras o heridas. Sin embargo, "tampoco hay una norma de oro porque cada persona reacciona a la picadura de los artrópodos de una manera", advierte Fernando.

Riesgo de transmisión de enfermedades

La picadura en sí misma tiene el riesgo de inflamarse o una reacción alérgica, pero sin duda el mayor riesgo es que nos transmita alguna bacteria o virus. En el caso de que nos haya transmitido una enfermedad -algo que no siempre sucede- esto implica manchas en la piel o un proceso febril.

El agente patógeno está dentro de las garrapatas, pero cuando las vemos prendidas, no suponen un riesgo hasta pasadas 24 horas, que es cuando se calcula que ya está chupando la sangre. Si se detectan antes de 24 horas, "se minimiza mucho el riesgo de que te pueda haber pegado nada", cuenta.

Las garrapatas como control de la población

Desde una perspectiva no antropocéntrica, las garrapatas forman parte del equilibrio natural. Una garrapata aumenta cuando aumenta mucho su hospedador, por lo que el hospedador se puede convertir en sí mismo en un problema en el equilibrio del ecosistema.

Si hay más garrapatas, hay más probabilidades de que les transmitan enfermedades. Éstas afectarán a los animales más débiles, que van a morir, y el número de ejemplares de ese hospedador disminuirá y se devuelve el equilibrio.

"Su origen es el control de la población, pero los humanos rompemos ese equilibrio desde que somos especie", explica Sonia haciendo referencia a la ganadería, que se defiende "de esas superpoblaciones que nosotros hemos producido".

¿Cómo quitar una garrapata?

A la hora de quitar las garrapatas, es importante no quemarlas ni hacer otras prácticas que las estimulen más porque "eso favorece que haya mayor transmisibilidad de un patógeno", cuenta Fernando. Lo mejor es coger una pinza y tirar de forma suave pero con firmeza.

Cuando están prendidas, nos parece que están apoyadas sobre la piel. En realidad, su aparato bucal está clavado perpendicular a la piel, el error es tirar en ángulo. Por ello, hay que levantarlas, ponerlas perpendicular a la piel y realizar una tracción firme.