Hoy nos trasladamos a La Adrada donde antiguamente habían hasta tres cines de verano pero ahora solo queda uno y es de los más antiguos en España. Este cine ha pasado de generación en generación, de padres a hijos desde que abrió sus puertas.
Hablamos con Eugenio Sánchez, propietario del cine La Melodía en La Adrada, nos cuenta que se fundó en 1952 y la primera película "que proyectamos fue una francesa en blanco y negro de temática política", nos cuenta con nostalgia.
En aquellas épocas siempre se llenaba el cine de verano, siempre estaba completo, lo raro era cuando no había un lleno. Actualmente lo raro es cuando se llena ya que el cine de verano es una tradición que ha perdido su fuerza con el paso de los años.
Eugenio nos cuenta que se pasaban la mitad del tiempo mirando al cielo, se sentían meteorólogos ya que es lo principal para disfrutar de estos eventos, el buen tiempo.
"Se perdió el romanticismo de los rollos, de lo analógico y se pasó a lo digital y al proyector", admite Eugenio, "es muy cómodo y la proyección es perfecta y continua"
Nos cuenta que antes iba con rollos y como eran muy pequeños tenían que cortar la película para cambiarlos, aprovechaban esto para hacer descansos o meriendas.
Como anécdotas nos cuenta que con el lió de rollos más de una vez se confundieron de película.
Nos recuerda que mañana es la última proyección del verano pero que el que viene volverán con más fuerza.
También hablamos con Balbino Ferrero, director del Festival “Luna de cortos”, que nos cuenta que en su pueblo quitaron los cines en los 90 y ahora han creado este Festival de cine de verano.
Se trata de Beguellina de Órbio, en León. Del 27 de julio al 3 de agosto se hacen sesiones al aire libre donde se proyectan las películas en la parte más rural del pueblo.