Dice Luis Enrique que sabe más de fútbol que todos los que opinan y que conoce a los jugadores mejor que nadie, que sus propias madres le ha faltado decir. ¡Viva el vino!
Si Podemos es la marca blanca de Yolanda Díaz, Luis Enrique ya es la marca negra de la selección. La soberbia y la falta de humildad son un mal de nuestro tiempo.
La humildad no hace más débil al que la practica, lo hace más agradable a la vista, más cercano, más cauto, más sociable, mejor persona. Uno puede creerse Dios sin tener la necesidad de presumir ni de mover las caderas como Pedro Sánchez al andar.
El seleccionador que todos llevamos dentro no gana partidos pero tampoco los pierde. Por ahí deberíamos convenir que las finales solo las ganan o pierden los que la juegan. Pero todos nos sentimos representados por los jugadores y por el que manda. Y el que manda puede mandar todo lo que quiera menos huevos. Lo que la selección ha unido que no lo separe ¡el hombre!
Consuela pensar que hay más bordes que abismos. Y el que no se consuela es porque no bebe ¡Viva el mimo!
