En la Quinta Regla de la Primera Semana de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, dice así: "En tiempo de desolación nunca hacer mudanza, mas estar firme y constante en los propósitos y determinación en que estaba el día antecedente a la tal desolación, o en la determinación en que estaba en la antecedente consolación. Porque así como en la consolación nos guía y aconseja más el buen espíritu, así en la desolación el malo, con cuyos consejos no podemos tomar camino para acertar".
Explica que no es lo mismo tribulación que desolación, y fíjate que San Ignacio opone la desolación a la consolación, y todo el mensaje es religioso. De hecho, asocia la desolación con el mal. Por eso, el padre Josep M. Rambla s.j., dice que la clave de la desolación es que la persona "está movida en la dirección del 'mal espíritu'". Ese es precisamente el momento en el que no hay que "hacer mudanza" sino al contrario, perseverar, en el sentido ético de la perseverancia final, que define así la Academia: "constancia en la virtud y en mantener la gracia hasta la muerte".
Además, en el fondo, resulta un poco absurdo que en tiempos de tribulación no haya que cambiar. Eso dependerá de las circunstancias. A veces será aconsejable cambiar, y otras veces no. Por eso el profesor Guillermo Fatás subraya que lo de San Ignacio no es una advertencia general, porque solo se aplica a la fe en Dios del cristiano.