Elisabeth, una de las vendimiadoras más joven, de 26 años, asegura, sobre este duro trabajo, que "quien diga que le gusta la vendimia, miente". En esta ocasión, los vendimiadores trabajan a destajo y no a jornal, así que su sueldo depende de cuánto corta cada agricultor, por eso van de aquí para allá a toda mecha. El jornal rondó los 60 euros este año pasado.
Paqui, otra vendimiadora de 48 años, que trabaja en la vendimia desde los 18, nos explica que es un trabajo "que no está mal pagado", aunque el sacrificio se demuestra cuando habla de su pasado. "Tenía que dejar a mis hijos con mis suegras cuando trabajaba, ahora ya son mayores y uno trabaja en la vendimia", nos cuenta. Juan, un tractorista rumano que lleva 16 años en Corral, nos explica cómo trabaja el emparrado a máquina y la diferencia entre hacer la vendimia así y a máquina; la diferencia entre "la uva en vaso" y "la emparrada".
El propietario de la parcela, que también se llama Juan, nos cuenta que es arquitecto, pero viene a su tierra a trabajar en la uva cada año. Nos cuenta que este año la "uva ha salido dulce" y que las sequías han sido un problema, pero también "las lluvias torrenciales, porque ha llovido en dos días lo que tenía que haber llovido todo el invierno".
Juan, el propietario de la vendimia, nos cuenta que los estándares de calidad que hacen que un vino tenga la calidad de denominación de origen La Mancha los marca la cooperativa. El agricultor se limita a utilizar unos determinados productos fitosanitarios a tiempo, y según Carlos David Bonilla, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen La Mancha, apenas son necesarios en esta tierra, por lo que se hace "un vino prácticamente ecológico".
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