Ningún trabajo arqueológico ha encontrado restos de cascos de vikingos que tuvieran cuernos y, hasta 1876, los vikingos no se representaban gráficamente con este tipo de cascos.
En 1876 se estrenó 'El ocaso de los dioses', la cuarta y última de las óperas de Wagner que componen el ciclo de 'El anillo del nibelungo' y fue el diseñador del vestuario de estas obras el primero que asoció este tipo de cascos a los vikingos. Desde entonces, la imagen popular de los vikingos está repleta de cascos con cuernos de animales.
Roberta Frank, una profesora de la universidad de Yale, ha analizado este mito y muestra que, veinte años después del estreno de la ópera, la imagen de vikingos con esos cascos aparecía en anuncios, pinturas, dibujos en libros para niños e incluso en el menú de un crucero escandinavo de 1895. Frank comprueba como las siguientes ediciones de un mismo libro cambian sus dibujos en ese periodo.
Por ejemplo, la 'Historia de Burnt Njal', la famosa saga familiar islandesa del siglo XIII, en su edición de 1900 tiene vikingos portando cascos con cuernos mientras que en la edición de 1861 no aparecen por ningún sitio.
Pero no fue casualidad que Wagner incluyese cuernos en los cascos de los personajes de 'El anillo del nibelungo'. Tuvo que ver mucho con una corriente de pensamiento político actual, el nacionalismo. Los alemanes no tenían una mitología ni etapa heroica propia así que la tomaron prestada de Escandinavia. Los cascos cornudos forman parte de esta estrategia para enlazar la historia nórdica con la germana, porque los cascos con cuernos sí existieron en la historia alemana.
En Alemania había cascos de todo tipo, con cabezas de lobos y osos, con alas de águilas y, por supuesto, con cuernos. Hay ilustraciones del siglo XVI de guerreros alemanes portando cascos con cuernos de toros.