En el Parlamento de Londres, el 13 de mayo de 1940, Winston Churchill dijo esto: "I have nothing to offer but blood, toil, tears and sweat" (Sólo puedo ofrecer sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor).
Churchill había utilizado frases similares antes. Algo parecido habían dicho Garibaldi, a quien Churchill admiraba, y Theodore Roosevelt en un célebre discurso en la Academia Naval de Estados Unidos.
Este fue el primer discurso de Churchill en la Cámara de los Comunes tras haber sido propuesto como primer ministro por el rey, en reemplazo de Chamberlain. El discurso intentaba ganar la confianza de los parlamentarios en ese primer año de la Segunda Guerra Mundial. Por eso Churchill anima a la "victoria, cueste lo que cueste" contra "una monstruosa tiranía". Y el propósito de Churchill era poner sobre la mesa todo lo malo que esa victoria podría representar. Y que efectivamente representó. Pero entonces los Comunes no lo sabían, y brindaron al nuevo Gobierno un apoyo unánime.