Simbólicamente, los atentados del 11 S fueron un "ataque directo al corazón de Estados Unidos", de occidente y del capitalismo. La respuesta que dio Estados Unidos a aquellos atentadosfue compleja porque no se trataba de unos hechos que se pudieran adscribir a un estado, se trataba de terrorismo.
Tras los atentados, la administración Bush decidió responder con con toda la fuerza para vengar los ataques que habían sufrido en su territorio. "Estados Unidos nunca había sido atacado dentro de su territorio continental", recuerda Carola García, experta en terrorismo por el Real Instituto Elcano, que puntualiza que el ataque a Pearl Harbor no estaba dentro de su territorio.
La ley patriótica: campañas de espionaje masivo y restricción de libertades
La llamada "ley patriótica" o "patriot act"fue promulgada poco después del 11 S, a finales de octubre del 2001. Se trató de una medida para dotar a las agencias que luchaban contra el terrorismo de grandes poderes para responder a la amenaza terrorista. La ley fue aprobada por mayoría en las dos cámaras de Estados Unidos y tuvo un gran respaldo por parte de republicanos y demócratas.
Bajo esta ley, se lanzaron campañas de espionaje masivo y se restringieron muchas libertades que recogía la propia Constitución americana, como las técnicas utilizadas en los interrogatorios e incluso la recabación de datos de ciudadanos que, en principio, no tenían relación con grupos terroristas.
Bin Laden en Afganistán
Cuando se produjeron los atentados del 11 S el núcleo duro de Al Qaeda y su líder, Osama Bin Laden, se encontraban en Afganistán. Concretamente, en una zona con una geografía de difícil acceso y llena de cuevas, en la zona de Tora Bora.
En aquel momento, el Gobierno estadounidense dio un ultimátum al Gobierno de Afganistán para que entregase a Bin Laden en un periodo de tiempo determinado. Cuando terminó el plazo, las tropas estadounidenses decidieron invadir Afganistán con el objetivo de acabar definitivamente con el terrorismo.
Las tropas estadounidenses tardaron 10 años hasta que recuperaron la pista de Bin Laden y, finalmente fue abatido en Afganistán el 2 de mayo del 2011, cuando el presidente de los Estados Unidos era Barack Obama. Cuando entraron al complejo donde se encontraba Bin Laden en Abbottabad, Pakistán, uno de los helicópteros estadounidenses no calculó bien y tuvo un impacto. Esto provocó la alarma por parte de la población de Abbottabad y un cambio de decisiones en el plan inicial. "Las fuerzas especiales americanas abaten a Bin Laden porque en ese momento es en defensa propia, es un acto de guerra, en el fondo", explica Carola.
Un cambio de paradigma de las relaciones internacionales
La trascendencia de los atentados del 11 S supuso un punto de inflexión, un cambio de paradigma de las relaciones internacionales hasta el momento. La guerra fría había concluido con la caída del muro de Berlín en 1989 y, el mundo atravesaba una década denominada 'la Pax Americana'. Estados Unidos, vencedor de la Guerra Fría, exporta los valores de la democracia liberal por todo el mundo y además, es el referente social y cultural.
La llegada del 11 S lo cambia todo. "Con estos atentados entramos en el siglo XXI por puertas de fuego", dice Carola citando a Emilio Lamo de Espinosa, ex presidente del Instituto Elcano. La imagen de la caída de las Torres Gemelas supone un ataque contra el corazón financiero del capitalismo, igual que los atentados en el Capitolio, en Washington, iban contra el poder americano y la democracia.
La caída de la Torres Gemelas fue una ataque contra el corazón financiero del capitalismo
A partir de ese momento, el paradigma cambia, la seguridad cambia y "nos enfrentamos a una guerra contra el terror". La política exterior americana se centra en la lucha contra el terrorismo y en evitar que ocurran nuevos atentados como el 11 S en Estados Unidos, algo que han conseguido.
Compartir la información entre los servicios de inteligencia para combatir al terrorismo
Jorge Dezcallar, responsable de los servicios de inteligencia españoles (CNI) desde el año 2001 hasta 2004, vivió en primera persona los atentados del 11 S. En aquel momento, Dezcallar estaba en Argentina reunido con los servicios de inteligencia de otros países. Al producirse los atentados, volvió inmediatamente a España para hacer frente a la situación. "No sabíamos realmente qué estaba pasando hasta que la CIA convocó una reunión en Londres con los servicios de inteligencia de países amigos y nos explicó todos los detalles de lo ocurrido", cuenta el ex director del CNI.
Unas de las consecuencias que tuvo el 11 S en el funcionamiento de los servicios de inteligencia de los diferentes países fue compartir la información. Hasta ese momento, los diferentes organismos eran reacios a compartir lo que sabían con otros Gobiernos. A partir de los atentados, se entendió que compartir lo que sabe cada país y cada servicio de inteligencia con los demás, es una manera eficaz de anticiparse a los planes de los terroristas. "La gran lección del 11 S fue que, por no confiar entre nosotros, se colaban los terroristas", explica Dezcallar.
Desde entonces, surgió una mayor coordinación entre los servicios de inteligencia de los países afines y una mayor colaboración interna entre distintas fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado a la hora de combatir al terrorismo. "Es muy difícil compartir la información porque eso supone revelar las fuentes que uno tiene, y eso es lo más preciado", comenta.