El inicio de una nueva vida en España pasa necesariamente por la escolarización de los niños ucranianos para que se integren cuanto antes y aprendan junto con el resto de menores. En ocasiones los niños saben español porque antes de la guerra ya pasaban largas temporadas en España con familias de acogida.
Primer día de clase de Andrei
Este es el caso de Andrei, de siete años, que ahora está en nuestro país con su madre de acogida, Luisa Orozo, a la que la considera, como es lógico, su segunda madre. Andrei pasaba el verano y las Navidades de acogida temporal con Luisa y su marido; una forma de que tuvieran vacaciones y servicios que no suelen tener en Ucrania, como la asistencia médica, cuenta Luisa. Hoy, Andrei empieza las clases en el mismo colegio al que van sus hermanos de acogida.
Cuando estalló la guerra en Ucrania, no tenían quién pudiese recoger a los niños de la frontera para poder evacuarles de la zona de conflicto. Por ello, Luisa se fue junto con otros padres de acogida hasta la frontera y traerlos hasta España. En total, estos voluntarios han logrado ayudar a 48 niños con sus madres.
La solidaridad y la integración de los ucranianos con los españoles es alucinante
Ahora Luisa agradece la solidaridad y ayuda que han recibido por parte de todo el mundo cuando estaban en Polonia. "La solidaridad y la integración de los ucranianos con los españoles es alucinante", dice Luisa sobre la buena recepción que están teniendo los niños y madres refugiadas, quienes aunque no hablen español, agradecen todo el apoyo "con el cuerpo".
"Hoy es un día especial para todo el colegio"
En Torrelavega, Cantabria, también es el primer día de colegio de Bogdan, un niño ucraniano de seis años que acaba de llegar a España. Bogdan irá a clases con su primo David, también ucraniano, pero que lleva ya varios años en España, donde su madre, Kristina Boiko, trabaja como profesora de inglés.
Almudena Pajares, directora del colegio Sagrados Corazones donde Bogdan va a estudiar, admite que "hoy es un día especial para todo el colegio" porque han recibido a Bogdan y a otra niña ucraniana. Los alumnos del colegio les han recibido con mucha ilusión y pretenden "hacerles sentir como en su casa", cuenta mientras explica que los niños más mayores sufren mucho más que los pequeños que llegan.