DESDE LA RESIDENCIA DE MAYORES DE VILLAVICIOSA DE ODÓN

Sergio Moreno, terapeuta: "Tras meses confinados en sus habitaciones, muchos residentes eran incapaces de andar"

En Más de uno hablamos con los terapeutas de la residencia de mayores de Villaviciosa de Odón, que nos cuentan cuáles han sido las secuelas físicas, cognitivas y sociales de los residentes tras un año de pandemia.

ondacero.es

Madrid | 15.03.2021 10:55

Sergio Moreno es terapeuta ocupacional y lleva dos años trabajando en la residencia de Villaviciosa de Odón. Con su trabajo, nos cuenta, intentan abordar las dificultades físicas, cognitivas, sensoriales o sociales de los residentes; “intentamos que las personas tengan la mayor autonomía posible”.

Tras meses confinados en sus habitaciones, las secuelas físicaspor falta de movilidad han sido muy graves entre la mayoría de los residentes. En los peores momentos del confinamiento, explica Sergio, “intentamos subirles a las habitaciones tablas de ejercicios o les recomendábamos seguir algunos programas de televisión”. Sin embargo, con la desescalada, algunos residentes no eran capaces de volver a andar, por lo que tuvieron que realizar mucho trabajo de fisioterapia y terapia ocupacional.

Sergio explica que muchos de los residentes quieren tener una jubilación activa, participar en la sociedad y realizar tareas significativas para ellos. A pesar de que la mayoría participan en todas las actividades, “los hombres suelen ser más reacios que las mujeres para involucrarse en actividades de la residencia”, cuenta.

Las nuevas tecnologías, con aplicaciones de estimulación cognitiva, han servido para mejorar la capacidad física y mental de los residentes. También, mediante tablets y videollamadas los mayores han podido mantener contacto con sus familias durante los meses del confinamiento. “Para ellos fue impresionante volverse a ver, aunque no se pudieran tocar”, cuenta Sergio.

"Poder ver a mi familia me alegra el día"

Teresa Requeijo es una residente de 79 años, que lleva cuatro en la residencia. Teresa es periodista, trabajó como maquetadora y fue responsable de contenidos de la revista de caza “Trofeo”.

Para Teresa, la vida en la residencia es muy diferente si los residentes vienen porque quieren o a la fuerza, “a quienes les cuesta mucho hacerse”. Ella entró de forma voluntaria y cuenta que, salvo en raras excepciones, la mayoría de mujeres suelen tener una actitud más positiva.

Lo que más le gusta de estar vacunada es recuperar su vida y tiempo con su familia, algo que le alegra el día. Teresa es muy aficionada a la lectura, ahora está leyendo un libro de Paul Preston y su próxima lectura será ‘Anatomía de un instante’ de Javier Cercas sobre el 23F, momento que recuerda como “espantoso”.

Juan Luis y Pepita: historia de amor en la residencia

A sus 90 años, Juan Luis Freire decidió crear ‘La Gaceta de Odón’ , una revista bimensual de unas 30 páginas y en la que publica entrevistas a residentes y artículos. Juan Luis se encarga de preparar el borrador y su hija le ayuda a maquetarlo.

Juan Luis, que fue concejal de Servicios Sociales en el ayuntamiento de Villaviciosa de Odón, tiene cuatro hijos y nueve nietos. Al estar vacunado, ya ha podido salir al pueblo y volver a comer churros.

Juan Luis es viudo, pero en la residencia se ha enamorado de Pepita González de 85 años, quien a su pregunta de "¿quieres ser mi novia?" le respondió: “no, buenos amigos y nada más”, nos cuenta. Hace tres años Pepita y Juan Luis se hicieron pareja de hecho y realizaron un convite dentro de la residencia. Desde entonces, comparten habitación.

Pepita nos explica que al principio Juan Luis le dijo que quería llevarle de la mano por la residencia, algo que le daba mucha vergüenza. Con el tiempo, empezaron a ir juntos al cine y, tras este año tan complicado, contempla su futuro con Juan Luis “hasta que Dios diga”, cuenta.

"Se nota el cambio de ánimo, ahora se les ve felices"

Inmaculada Sánchez también es terapeuta ocupacional y lleva cuatro años trabajando en la residencia. A raíz del Covid, se encarga de trabajar en módulos burbuja de 6 o 10 personas y realiza juegos de memoria o bingos con cartones plastificados.

Con la llegada de las vacunas “se nota mucho la diferencia de ánimo que tenían los residentes durante la pandemia a ahora, se les ve más felices”, nos cuenta Inmaculada.