Madrid |
Pero de todos ellos, sólo uno ha logrado llevarse a casa una auténtica estatuilla de la Academia de Hollywood. Y ese gran deportista oscarizado, precisamente, murió hace dos semanas en un accidente de helicóptero.
Kobe Bryant ganó un Oscar a mejor corto de animación en 2018, por Dear basketball, ‘querido baloncesto’. La idea del film es sencilla. Todo parte de un poema que el propio Kobe publicó en 2016 para cerrar su despedida de la NBA.
Tenía 37 años y jugaba su último partido ante los Utah Jazz, uno de sus grandes rivales en las finales de principios de siglo. El viejo capitán anotó 60 puntos, la anotación más alta de la temporada en toda la Liga. El Staples Center de Los Ángeles se puso en pie y despidió a su ídolo.
El Players Tribune publicó un poema de un niño que soñaba con jugar en la NBA, desde su cuarto, lanzando calcetines enrollados a la papelera. Un sueño casi imposible. El poema lo había escrito Kobe antes de crecer y convertirse en un verdadero atleta de casi dos metros.
Kobe dejó los Lakers, el tiempo pasó, pero alguien tomó el poema y lo convirtió en imágenes. Glen Keane, uno de los grandes animadores de Disney le puso dibujó ese amor de Kobe por el baloncesto en viñetas que se iban hojeando solas. John Williams le puso música. Y el resultado fueron cuatro minutos de amor e inspiración de una de las leyendas del deporte, en una gran pantalla.
El corto se llevó el Oscar de Hollywood y el Annie al mejor corto.
Este domingo volverá a pasearse por la Gala más famosa del mundo y Kobe volverá a ser recordado, como su amor declarado en cuatro minutos de pequeño cine, en cuatro minutos de pequeña poesía.
“… siempre seré ese niño con los calcetines y los cubos de basura en la esquina. Cinco segundos en el reloj, balón en mis manos. 5, 4, 3, 2, 1. Siempre te amaré. Kobe.”