En LA Cultureta Gran reserva

Everest 1996

Hay gente por ahí con tiempo y dinero para viajar y colonizar el mundo, cualquier rincón, hasta el que parece más imposible de todos, el Everest.

Miguel Venegas

Madrid |

Bueno, es cierto que al Everest sólo se puede ascender entre abril y mayo, que es cuando los vientos y las temperaturas son más suaves, pero como cualquier parque turístico, por breve que sea su apertura, se llena. En la última primavera, 381 licencias, 11 toneladas de basura recogidas, colas en los últimos metros de ascensión y nueve montañistas fallecidos. Y la industria del Evertest sigue creciendo.

Hoy hay incluso paquetes low cost por 24.000 euros, y bajando. El negocio arrancó hace 24 años, y lo hizo con una de las expediciones más controvertidas de la historia.

1996. Rob Hall y Scott Fischer crean dos empresas de montañismo para turistas, con un paquete especial para subir al Everest.

En la expedición de Rob Hall va una cartero aficionado a las grandes cimas, una japonesa que busca completar las siete grandes del Himalaya y un periodista llamado Jon Krakauer, con otros cinco clientes. Krakauer contará meses después la historia de las cuatro expediciones que subirán a la cima aquel mayo de 1996, en un libro titulado Into the Air… y publicado tras el éxito de Into the wild, otra bella historia traducida en España como Hacia Rutas Salvajes.

La mayoría de los turistas cumplen su sueño y hacen cima, pero los cálculos fallan y el descenso se vuelve una pesadilla para muchos de ellos. Beck Wether tiene problemas en los ojos y se detiene; después se perderá tratando de volver al campamento, pero milagrosamente logrará el descenso. Doug Hansen, el cartero, sufre un edema pulmonar, pero convence a Rob Hall para hacer cima a pesar del mal tiempo. Y llega la tormenta y no pueden bajar. Rob aguanta toda la noche en la cima, pero Doug se cae por el Balcón de Hillary. El segundo guía de Rob, Andy, vuelve a rescatarle con una botella de oxígeno, pero está congelada. Tras horas en la cima, sufre alucinaciones, se quita la ropa exterior, se resbala y se cae al vacío.

Ocho personas perdieron la vida en la primera expedición turística al Everest, incluidos tres de los seis guías. El libro de Krakauer fue refutado por algunos de los supervivientes, pero 2015 se llevó al cine, en una cinta sencilla y bellísima, y llena de la crueldad de la montaña. “A partir de los 8.000 metros se entra en lo que llamamos la zona de la muerte, porque el cuerpo literalmente empieza a morir.” La próxima primavera, si quieren intentarlo, se encontrarán largas colas y más de doscientos cadáveres marcando el camino.