Madrid |
Y ese equipo fue campeón del mundo de baloncesto y se resquebrajó, dejando heridas personales.
Hermanos y enemigos. Este es el nombre del documental producido en Estados Unidos sobre los gigantes yugoslavos separados por la guerra. El narrador es Vlade Divac, el pivot serbio que triunfó en los Lakers… aunque elverdadero protagonista es el croata Drazen Petrovic. El Mozart del baloncesto.
Quien vio jugar a Petrovic sabrá que toda exageración se queda corta. Anotó 54 pts en su debut con la Cibona, equipo al que hizo campeón de Europa él solo. Anotó 112 pts en un partido. Petrovic era lo más parecido a Maradona en el baloncesto, y lo más parecido a Jordan en versión europea. Y era croata.
Petrovic y Divac compartían habitación en la selección yugoslava campeona de Europa el 88’ y del mundo en 1990, justo en el punto en que se rompió todo. En aquella final en Buenos Aires, tras la bocina final. La Guerra había empezado en casa y la victoria de Yugoslavia no pudo escapar del todo. En plena celebración en la pista un hombre saltó con una bandera de Croacia. Divac lo interceptó, le quitó la bandera y la tiró fuera de la cancha.
El incidente fue breve y pasó desapercibido para los jugadores, pero la prensa croata lo utilizó para demonizar al pivot serbio y convertirlo en enemigo de Croacia. A los jugadores croatas se les aconsejó que no hablaran con él. Hombres como Toni Kukoc aceptó por miedo, pero a Drazen Petrovic no hubo que convencerle de nada. En un encuentro en vestuarios en Portland le dijo a Divac que no podían seguir siendo amigos.
Divac creía en Yugoslavia y no entendía nada. Intentó acercarse a su amigo pero no recibió respuesta, mientras la guerra se dejaba vidas en las calles.
En 1992 Croacia, ya independiente, jugó la final de los Juegos ante el Dream Team de Jordan y Magic Jonhson. En 1995 Yugoslavia ganó el Eurobasket sin Croacia, que logró el bronce. En la ceremonia del pódium, los croatas se bajaron del cajón cuando iba a sonar el himno del campeón yugoslavo.
Dos años antes, en 1993, Drazen Petrovic había muerto en un accidente de tráfico junto a su pareja, en Alemania. Tenía 28 años y era una estrella mundial.150.000 personas asistieron a su entierro, en Zagreb, la capital de un país en guerra.
Su amigo Vlade Divac no pudo ir a despedirse. Y aquella paz, la de ellos, se quedó entre las cosas pendientes.