España es uno de los principales consumidores de prostitución de los países de nuestro entorno. Hasta el año 2020, el de la pandemia -que afectó y mucho a este negocio, luego contaremos de qué forma- en España estaban los burdeles más grandes de Europa. La gente venía a España de putas y ahí estaban los grandes puticlubs de La Junquera.
La pandemia, como es lógico, tuvo una incidencia muy importante. Los clubes, esos garitos, grandes, medianos o pequeños, abiertos en las carreteras o incluso en medio de las principales ciudades del país, cerraron durante los meses del confinamiento y muchos de ellos, nos atrevemos a decir que la mayoría, no volvieron a abrir sus puertas. Cerraron para siempre.
Sin embargo, la pandemia no sirvió para reducir la prostitución. Según las cifras que facilita el CITCO, el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado. el último año del que se tienen estadísticas, el 2022, se detectaron en nuestro país 7.049 personas, mujeres en su inmensa mayoría, en situación de riesgo de ser explotadas, un número algo menor que la cifra de 2019, el último año antes de la pandemia.
Es decir, que este negocio se ha recuperado, que ya hay tanta prostitución como antes del coronavirus.
¿Qué quiere decir mujeres en situación de riesgo?
Las mujeres en situación de riesgo no son lo mismo que las víctimas de trata, pues estas son muchas menos. En 2023, el último con datos, las fuerzas de seguridad rescataron a 664 víctimas, doce de ellas menores de edad. Lo hicieron en el transcurso de las 196 operaciones policiales que se hicieron en este ámbito. Se desarticularon ochenta organizaciones y se detuvo a 575 personas. Estas cifras ya son más altas que las de 2019, las prepandemia.
Mujeres en situación de riesgo hace referencia a las que son encontradas en estas intervenciones o en inspecciones de locales, bares, hoteles. No denuncian, no delatan a sus tratantes, pero son catalogadas como en situación de riesgo.
¿Dónde están esas mujeres?
La mayoría de los locales de prostitución han cerrado, pero sigue habiendo las mismas víctimas y se realizan más operaciones policiales. Las mujeres se han invisibilizado, ahora son mucho más difíciles de encontrar para las fuerzas de seguridad.
Antes de la pandemia, bastaba con acudir a uno de esos clubes de carretera. La policía iba, levantaba varias actas por infracciones de las leyes de extranjería, molestaba a los clientes. El negocio, al fin y al cabo, estaba a la vista hasta para las organizaciones que se encargan de ayudar a las mujeres a salir de esos círculos de esclavitud.
En la corta vida de este Territorio Negro mañanero ya hemos hablado de una de esas ONG la semana que contamos la sentencia que libró de la cárcel a varios hombres de Murcia que habían pagado por sexo con menores. Se trata de APRAM y desde allí nos cuentan esto de la invisibilización.
Hasta a ellas les cuesta ahora dar con los lugares en los que se explota a mujeres. Casi todas están en pisos, no en lugares públicos, lo que convierte esos lugares en inviolables, es decir, la Policía no puede irrumpir allí, salvo con un mandamiento judicial que necesita una sólida fundamentación.
Todo está en internet
Como en casi cualquier otra especialidad delictiva hoy en día: todo está en el mundo virtual. La gran oferta de prostitución está en internet y en las redes sociales, especialmente en Telegram. Allí, rastreando un poco, se encuentra una enorme oferta de mujeres y, desgraciadamente, casi todas ellas víctimas de los tratantes.
Entre estas víctimas sigue habiendo, en eso no han cambiado las cosas, una abrumadora mayoría de mujeres extranjeras, especialmente procedentes de América del Sur y de Europa del este. Sí hay una diferencia con respecto a lo que ocurría hace unos años y es que ahora esas mujeres sí saben que vienen a trabajar como prostitutas, aunque no saben la realidad de las condiciones que van a tener. Creen, simplemente, que van a tener una vida de lujo a cambio de unos pocos servicios sexuales, pero lo cierto es que están en las mismas o peores condiciones que cuando estaban encerradas en un club, pero ahora son invisibles.
Aumento del número de víctimas de trata menores de edad
Esta invisibilidad tiene una consecuencia más preocupante: ha aumentado el número de víctimas de trata menores de edad de forma alarmante. Antes, ningún dueño de club o casi ninguno se arriesgaba a tener en sus locales a menores, porque sabía que se jugaba unos cuantos años de prisión. Ahora están escondidas en esos pisos o bajo la cobertura de internet. Las redes sociales como Tik Tok sirven de caladero para los proxenetas.
Los vídeos de adolescentes bailando o cantando, pueden servir de cebo para explotadores, para tratantes de mujeres. Tanto las fuerzas de seguridad como APRAM ha detectado a proxenetas que contactan con chicas, casi siempre vulnerables, en régimen de tutela o en desamparo, a las que les ofrecen dinero o dádivas a cambio de comenzar su carrera como trabajadoras sexuales siendo aún menores.
Esto es terrible, pero es así: una gran parte de esas explotadoras que buscan niñas son mujeres, porque a priori las menores van a confiar más en ellas que en un hombre.
Pero si hay una oferta de menores prostituidas es porque también hay una demanda. Y cada vez es mayor. El mercado está muy estudiado por los que se dedican a la trata de mujeres. Ahora los consumidores, los puteros, piden mujeres más jóvenes, también hay puteros más jóvenes y hay otra tendencia que nos ha sorprendido y dice mucho de la condición humana: ha aumentado la demanda de sexo con mujeres con alguna discapacidad.
El consumo de pornografía desde edades muy tempranas
Como dijo Graham, Greene, nosotros solo somos reporteros de sucesos. No tenemos una tesis clara ni sobre eso ni sobre casi nada. Pero sí hay una realidad. Fenómenos como el de las sugarbabies o el de las cuentas de Only Fans están normalizando la prostitución por la vía de cambiarle el nombre.
Las sugarbabies son prostitutas, por lo general muy jóvenes, que reciben dinero o gravosos regalos a cambio de sexo con sus clientes, los sugardadies. Y Only Fans es un catálogo de prostitución online porque muchas de las mujeres que se exhiben allí acaban pasando del terreno virtual al carnal.
En una gran mayoría de casos se entra en esta industria sin ni siquiera darte cuenta. Nos contaban en APRAM un caso reciente muy significativo: contactó con la ONG la hermana de una chica muy joven que había pasado una semana metida en un hotel con un hombre en lo que aparentaba ser una relación normal. Pero la hermana decidió dar la voz de alarma cuando el hombre le dijo que se la iba a llevar a Dubai. Allí, la chica iba a entrar de lleno en la industria.
Otras veces el enganche llega por una vía mucho más tradicional: la droga. En los últimos tiempos se ha detectado cómo muchas de las mujeres víctimas de trata están enganchadas al tusi, el 2CB, una droga sintética formada por varias sustancias (MDMA, ketamina), que también venden ellas mismas.
Buena noticia para las mujeres víctima de trata de Nigeria
Vamos a dejarnos llevar por el espíritu navideño y vamos a dar una buena noticia que afecta a las mujeres víctimas de trata procedentes de Nigeria. Antes de la pandemia, en 2019, se contabilizaron treinta y una víctimas de esta nacionalidad, que era una de las más presentes. En el último año sólo se rescató a una mujer nigeriana. Este descenso tiene dos razones: una terrenal y otra sobrenatural.
La terrenal es que las operaciones de la Policía contra las redes de trata nigerianas derivaban en condenas muy altas a los proxenetas y se dieron cuenta de que no era un buen negocio. Pero seguramente, la razón más real tiene que ver con la prohibición que en muchas partes de Nigeria se promulgó: quedaban prohibidos los ritos de vudú que servían para retener el alma de las mujeres, que mediante estos ritos quedaban ligadas a sus tratantes.
Dejamos una pregunta antes de irnos: ¿se han dado cuenta de todo lo que han aumentado en las ciudades los negocios de masajes regentados y atendidos por mujeres chinas?... Pues eso. Ellas son las más invisibles dentro de las invisibles.