OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "No es lo mismo que Junqueras fabule con ser mártir desde un despacho que desde una celda"

Qué fue de Mahatma Gandhi. De Mandela. De Martin Luther King. Qué fue de Rosa Parks. La tabarra que dieron Puigdemont, Junqueras, Artur Mas, comparándose a sí mismos con los héroes de los derechos civiles. Todo el día predicando la resistencia pacífica. Todo el día diciendo "I have a dream". Todo el día negándose a ceder su asiento a los blancos. Todo el día contando al revés la Historia.

ondacero.es

Madrid |

Ahora ya no. Ahora ya no hay Gandhi. Ni doctor King. Ni Mandela ni Rosa Parks. Ahora lo que hay es 155. Aceptación de que, al amparo del artículo constitucional, los gobernantes catalanes fueron destituidos por suponer un riesgo para el conjunto del país, que el Parlamento autonómico quedó disuelto y que en veintidós días se vota un Parlamento nuevo.

Sin más resistencia, ni más huelgas, ni más Freedom Riders ni más nada.

La cárcel siempre es más dura de lo que uno imagina.No es lo mismo fabular con el martirologio desde tu despacho de la Generalitat que verte de verdad en una celda mientras tus antiguos colegas hacen excursiones por Bruselas y preparan sus mítines de campaña.

Como se esperaba, Junqueras y sus ex consejeros le han pedido al juez del Supremo que los llame a declarar para manifestarle su aceptación, sin resquicios, del 155 y su compromiso de no hacer nada que entorpezca la investigación judicial. De eso es de lo que han de convencer al juez para que les levante la prisión preventiva. Que mantengan intacta su fe independentista se da por hecho, va de suyo. Que no renuncien a sus convicciones políticas, también. No abandonan el independentismo. Estupendo. Nadie les ha pedido que lo hagan. Nadie exige un acto de arrepentimiento por anhelar la independencia de Cataluña. Pueden seguir anhelándola cuanto quieran. No es tampoco un acto de contrición, o de constricción, como ayer dijo Pablo Iglesias.

Ni de constricción ni de contrición, profesor. No se le exige a Junqueras que esté de acuerdo ni con el 155, ni con la Constitución española, ni con el derecho que asiste a todos los ciudadanos para decidir sobre las cuestiones nacionales. Lo que se le exige es el compromiso de no fugarse, no reincidir y no destruir pruebas. Y se le exige para poder levantarle la prisión preventiva, nada más, porque el procedimiento judicial sigue.

Lo de acatar el 155 —acatar es una forma de decirlo— es una fórmula bien vista por las defensas para convencer al juez de que no harán nada de eso: ni fugarse, ni reincidir, ni destruir pruebas. A nadie se le exige que esté de acuerdo con las leyes. Se le exige, profesor, que las cumpla.

Decía ayer La Vanguardia que Junqueras había aceptado el 155 por imperativo legal. La vieja fórmula para agradar a tu parroquia haciendo pasar el cumplimiento de la ley por un suplicio personal. Esto del imperativo legal es una cosa formidable. El comodín del político que se quiere manifestar distinto. Por imperativo legal. Como si el resto de los mortales cumpliera la ley, no porque esté obligado a ello, sino porque le entusiasman todas y cada una de las cosas que la ley dice.

Usted madruga cada día, lleva a los críos al colegio, va a trabajar, aguanta al jefe —o le aguantan si el jefe es usted— e intenta llevar una existencia sosegada y honrada. Cumpliendo todas las leyes. Incluidas las que no nos gustan.

• Pago estos impuestos por imperativo legal.

• No supero los 120 en autovía por imperativo legal.

• Pago el café que me he tomado por imperativo legal.

Perfecto. Gracias por aclararlo.

Imperativo legal no debería ser la coartada que ahora encuentra Junqueras para justificar ante su gente que se haya desdicho de todo aquello que dijo —ay, la resistencia pacífica—, es lo que debió tener presente Junqueras desde el mismo día que empezó a ejercer de gobernante en Cataluña. El imperativo legal que limita sus actos y los controla.

Ahora prometen apostar por la vía del diálogo y la negociación. A ver, tampoco son Saulo pegándose el porrazo con el caballo y abrazando de pronto la fe cristiana.

• Ya hemos visto en estos tres años lo que significa para Junqueras y Puigdemont la negociación: negociamos la fecha y la pregunta del referéndum de independencia, eso y sólo eso.

• Ya hemos visto lo que significa el diálogo: A las conferencias de presidentes autonómicos no vamos, al Congreso no acudimos, la comisión del modelo territorial la boicoteamos.

Si no tragas con el referéndum, es que no quieres negociar. Si no cedes a la presión, es que no dialogas. La culpa va a ser siempre tuya. Siempre acabarán forzando la máquina porque tú no les has dejado otra salida.

La vicesecretaria general del PSOE, Lastra, se puso ayer en modo Ortúzar. Modo PNV.

Éste es Ortúzar el domingo, cargando el verbo contra Ciudadanos.

Y ésta es Adriana Lastra ayer.

Le faltó decirlo con el tono de Ortúzar: ¡Rivera!

Sí que ha cambiado Ciudadanos, sí, para el equipo de Pedro Sánchez. Y en sólo un año. En 2016 era una fuerza del cambio, el socio de aquella investidura fallida. En 2017 es la derecha de la derecha. Porque no comparte el cupo y reclama la recuperación de competencias para el Estado.

Todo indica, ¿verdad?, que la señora Lastra no alcanza a distinguir la diferencia entre ser conservador en una monarquía parlamentaria y ser falangista. Que para ella cuestionar el modelo territorial te convierte en un joven fascista.

No vamos a pedir a estas alturas sutilezas. Ni alta política.

Un partido muy de derechas. Que hace bueno al PP, llegó a decir ayer la número dos de Sánchez.

Oiga, Lastra, ¿y Susana Díaz que piensa de todo esto? ¿Cómo de incómoda se siente gobernando Andalucía con el apoyo de un partido tan de derechas, tan anti autonómico y tan falangista?

Qué tremenda situación. Dios quiera que no tenga que ver usted a Miquel Iceta compartiendo gobierno con la Inés Arrimadas joseantoniana.

Mientras Ferraz ve el fantasma de Primo de Rivera en el color naranja, a los dirigentes de Ferraz les llama fachas en el Congreso el diputado a perpetuidad, mesurado y reflexivo donde los haya, Joan Tardá. Esquerra Republicana.

No es que llamara fachas a los diputados del PSOE (cinco millones y medio de votos), es que les llamó más fachas que ellos, en referencia a los del PP y Ciudadanos (once millones de votantes). Fachas van, fachas vienen. La alta política se abre paso. El día que no es Rufián con su bazar de artilugios insólitas es su compañero de partido, insultando. Ésta es la representación que tiene el partido más votado de Cataluña en el Parlamento español. Y luego se quejan de que en Madrid no se les entiende.

Sí que se les entiende, sí. Llaman facha a todo lo que se mueve.