Monólogo de Alsina: "Siete planetas prometedores y lejanos sólo alcanzables, de momento, con astronautas inmortales"
Es posible que dentro de cien años los libros de historia, o lo que haya entonces si es que ya no se hacen libros, mencionen este día de hoy como aquel en el que Urdangarín supo si iba a la cárcel; en el que fue destituido el fiscal murciano que pidió la imputación del presidente autonómico; en el Puigdemont y Rajoy siguieron jugando con todos nosotros al despiste; o en el que resucitó el señor Spock para hacerle los coros al rey Arturo.
Es posible, pero muy poco probable.
Tiene más probabilidades—quién sabe— que se recuerde este día como aquel en que la Humanidad supo que hay una estrella parecida al sol a sólo 39 años luz de nosotros con siete planetas parecidos al nuestro girando en torno a ella.
El avance en el conocimiento de la inmensidad que nos rodea no deja de ser —invoquemos aquí a Carl Sagan— un viaje personal.
Desde la orilla del océano tratamos de avistar lo que hay ahí fuera. Más allá de lo que nuestra vista alcanza. Usando un catalejo que llamamos telescopios espaciales y que alcanzan a ver puntitos luminosos que a base de vigilarlos, analizarlos y hacerles fotografias infrarrojas —o algo así— confirman que son o estrellas o planetas girando alrededor de ellas. Exo planetas porque están exo, fuera. ¿Cómo de fuera? Pues fuera de nuestro sistema solar. Porque son otros sistemas.
Y aquí es donde la NASA ha comparecido, entusiasmada, a informarnos a todos los terrícolas de que la estrella enana que avistaron hace año y medio tiene una familia numerosa de planetas dándole vueltas. Con siete basta. Siete planetas, cada uno un poco más lejos de la estrella que el otro. Y tres de ellos muy prometedores.
Por su atmósfera, por su temperatura y porque igual tienen agua líquida. Vale, igual al final no la tienen (y confirmarlo nos va a llevar un tiempo largo) pero la expectativa existe. Cierto es también que llegar hasta allí, ahora mismo, es complicado porque tendrías que tener astronautas inmortales.
De acuerdo, si queremos ponernos negativos, tenemos unos puntitos de luz detectados por un telescopio que a lo mejor tienen agua y a lo mejor no y a los que es imposible llegar en menos de cuarenta millones de años. Pero qué necesidad tenemos de ponernos negativos pudiendo imaginar el día en que desarrollemos la tecnología necesaria para hacerle una peineta a las distancias siderales y poder examinar de cerca estos nuevos mundos tan atractivos.
La gran noticia es que nuestro conocimiento sigue avanzando. Y que vamos encontrando planetas cada vez más parecidos —así, a ojo— a éste nuestro. Es verdad que lo primero que debería hacer la Nasa es ponerles nombres más populares. Resulta muy difícil cogerle cariño a una cosa llamada Trappist-1 A, Trappist-1 B. ¿Han pensado ya cómo los van a llamar?, le preguntaron ayer al equipo de la NASA.
Imaginen ahora que viviéramos en Trappist-1 F. Lo primero que nos resultaría raro, aparte de que nadie habla allí de la operación Zanahoria, es que siempre es de día o siempre es de noche, porque sobre sí mismo no gira.
Podríamos elegir qué queremos ser: noctámbulos full time o diurnos. Cuando mirásemos al cielo en lugar de la luna veríamos otros planetas, quizá también habitados.
Wonderful view. Un ático con vistas…a otros planetas. ¿Sólo para nosotros, o compartido con otros seres de los que aún no sabemos nada? Es decir, la gran pregunta sigue siendo la gran pregunta.
Cinco científicos entusiasmados contándole a la Humanidad que han localizado un sistema planetario. Sólo por la pasión y el buen humor con que lo hicieron merecen que si este día ha de ser recordado por algo, dentro de cien o doscientos años, sea por la pequeña Trappist-1 y sus siete planetas.
En la Audiencia provincial y con la muda preparada por si no hubiera posible fianza. Urdangarin y Diego Torres aguardan a conocer esta mañana dónde duermen, si en casa o en la cárcel. Y en este segundo caso, qué cárcel les cae más cerca de casa. El fiscal Horrach anticipó su criterio el lunes en este programa: riesgo de fuga existe en cuanto condenas a alguien a seis años de prisión, pero deben sopesarse otros factores, como el arraigo familiar o el comportamiento que ha tenido hasta ahora el reo.
Una vez que el tribunal decida hoy qué suerte les corresponde a los condenados —si cárcel ahora o cuando el Supremo, previsiblemente, ratifique las condenas— al fiscal Horrach sólo le quedará presentar su informe recomendando recurrir la sentencia por las absoluciones y la baja cuantía de las penas impuestas. Su futuro ya no pasa por el ministerio fiscal sino por la abogacía.
En el ministerio fiscal llegan ya cambios. El nuevo jefe de la casa, Maza, escuchó ayer las recomendaciones del consejo fiscal (la cúpula de la fiscalía) y ha tomado decisiones: la más llamativa desde el punto de vista político, y tal como está el asunto murciano, la de relevar de su puesto al fiscal jefe de esta región, López Bernal. Con Pedro Antonio Sánchez en puertas de declarar como investigado, y habiendo sido la fiscalía partidaria de esta imputación, el relevo justo ahora tiene una inevitable lectura política. Más aún si el Consejo Fiscal prefería que continuara y Maza se lo ha cargado contra el criterio de la cúpula. Lo más importante, en todo caso, es que hay nuevo responsable de la fiscalía anticorrupción, Manuel Moix, y nuevo fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Jesús Alonso.
Pedro Antonio Sánchez, el presidente murciano, resiste. Aún queda semana y media para su declaración como investigado. Cada día que pasa es un triunfo de Rajoy y una derrota de Albert Rivera. Que insiste en que se tiene que ir porque no hay nada que debatir.
No hay debate pero tampoco hay dimisión. El riesgo de plantear un pulso al socio es…perderlo.