VÍDEO del monólogo de Carlos Alsina en Más de uno 24/07/2018
Esta mañana les voy a contar un cuento. Érase una vez un joven español que suspiraba por una banda de música americana. The killers. El joven español se sabía muchas de sus canciones.
Bueno, se sabía algunas de sus canciones. O le sonaban, al menos. De haberlas escuchado en el equipo de música de su Peugeot 407 cuando recorría España predicando a los militantes que él era mejor opción que Madina y que Pérez Tapias.
El joven seguidor de la banda de rock se descubrió un día a sí mismo durmiendo en la cama del presidente. Trabajando en el despacho del presidente. Saludando a los escoltas del presidente. Y viajando en el Peugeot 407… Perdón,y viajando en el Falcon 900B del presidente.
Bueno, por obligación o porque es más rápido que cualquier coche, te evitas los atascos, lo usas cuando a ti te conviene y puedes llevar a bordo gafas de sol aunque dentro no haga sol y sin que nadie te lo reproche.
Aquel joven español aficionado a The Killers se había convertido de la noche a la mañana en presidentede Gobierno con avión oficial de libre disposición. Que para eso el presidente es presidente. Y una tarde del mes de julio en que el país dormitaba, entre la hamaca y la piscina, y los periodistas escuchaban la elegía que el difunto Rajoy se había escrito a sí mismo, el joven rockero ordenó que despegara el avión porque quería verse un rato, a la tarde, con Ximo Puigy quedarse luego a un concierto en Castellón.
Ah, es verdad: porque quería ir a un concierto en Castellón y ya, de paso, verse con Ximo Puig.
Claro, porque si hubiera sido sólo lo del concierto el viaje habría podido considerarse particular, o de ocio, o personal. Pero habiendo un acto oficial quedaba más justificado, ¿no le parece?, el gasto del avión oficial.
El joven presidente estaba descubriendo, desde que tenía avión, que el tiempo te cunde más (porque en viajar tardas menos) pero también el enorme interés que despierta todo lo que uno hace en el avión y con el avión, máxime si has estrenado tu presidencia retratándote a bordo del aparato como si fuera un símbolo más de tu nuevo poder inesperado.
El cuento no tiene mucho más. Es un asunto menor, de un viaje visto y no visto en una tarde de verano.
Todo habría ido bien si la noche de festival no la hubieran agarrado al vuelo los pejigueros medios de comunicación para hacer creer que el presidente rockero había fingido una agenda oficial con el amigo Ximo para poder hacer lo que realmente quería, que era disfrutar de los Killers.
El joven presidente, persuadido de que se había dejado llevar por su devoción musiquera, podría haber dado instrucciones para sofocar la polémica con rapidez.
O podría haber explicado que, en efecto, el uso del avión es materia discutible pero que en su favor puede alegar razones de seguridad (que siempre ayudan) y razones de presidencia (ya lo dijo Zapatero una vez: el presidente es presidente todo el tiempo), y su avión también. Podría incluso, en un afán por diferenciarse del todo de quienes le precedieron, haber admitido el error y prometido estar, en adelante, más atento.
Porque si no, lo más probable es que te equivoques de nuevo. Y así habría terminado, en realidad, el cuento del avión veraniego. De no haber sido porque tres días después de que empezara el lío…
…apareció la célebre escritora de cuentos cordobesa Carmen Calvo decidida a arruinar cualquier posibilidad de acabar rápido con la tormenta.
Se empieza con un pequeño patinazo y se termina fabricando la madre de todos los cuentos. Formidable esta aportación, tan literaria, tan susceptible de la guasa y la chanza, de la agenda de cultura por la noche. ¡Qué noche la de aquella agenda, Carmen Calvo!
Incomprensible que no se le reconozca al joven presidente su derecho a tener agenda de cultura por la noche sólo porque se fue a ver a The Killers en lugar de personarse en la ópera.
Con permiso de su abogada defensora, permitirá el presidente que consultemos su verdadera agenda oficial del viernes.
Muy amable.
Que no es una agenda que permanezca secreta…
..al contrario, la puede consultar usted mismo en la página web de la Moncloa. Ahí donde pone agenda del presidente, 22 de julio, viernes. ¿Ve cuál es su último acto? Eso es, la reunión con el amigo Ximo a las seis menos diez de la tarde. Después de eso, se acabó la agenda, presidente. Ni de cultura ni por la noche.
Y ahora mire este vídeo, a ver qué le parece.
Aquí aparece con el Rey, en la reunión del consejo de seguridad nacional el lunes de la semana pasada. Este vídeo lo hace la Presidencia del gobierno. Se llama así ha sido la semana. Salen todos los actos de la agenda del presidente. Despachando con el rey, compareciendo en el Parlamento, recibiendo a Feijóo, recibiendo a líderes extranjeros, viéndose con Ximo Puig. ¿Ve? Ahí se acaba. Nadie en la Moncloa, admitámoslo, consideró que el concierto de The Killers formara parte de la actividad institucional del presidente.
Pero como la vicepresidenta ha inventado la agenda de cultura por la noche, enhorabuena a los partidos de la oposición porque tienen la broma para los próximos debates hecha. El presidente que, teniendo a mano el avión, no teme ya a las distancias.
La familia del presidente, por cierto, no viajó en el avión oficial. Esto lo aclara la Moncloa, porque había habido informaciones equivocadas al respecto. Él sí fue volando. Su esposa y resto de familia se hicieron los cuatrocientos kilómetros de ida en coche y los cuatrocientos de vuelta.
En realidad el asunto que se le pone cuesta arriba al gobierno no es éste del avión, que entretenidos nos va a tener unos días, sino esto otro, más denso, que se llama techo de gasto, presupuestos del 2019 y senda de déficit público. Qué hermoso el lenguaje de la política: el techo y la senda.
Pablo Casado, líder debutante del PP, anunció en este programa ayer que no apoyará ni el techo ni la senda. Porque no cree que el horizonte económico invite a incurrir ni en más déficit ni en más gasto.
Con el PP en contra, ni el techo ni la senda salen adelante en el Senado. Y en este asunto el Senado sí puede bloquear la tramitación porque la ley establece que el gobierno tiene que volver a enviar un proyecto hasta que se lo acepten. Casado, por tanto, está anunciando que piensa maniatar al gobierno. Y el gobierno ha encajado el anuncio. Ya está la vicepresidenta entonando el mismo salmo que entonaba el gobierno anterior cuando la oposición amagaba con rechazarle los presupuestos: que torpedea el bienestar de los españoles.
Y ya está el gobierno, según cuenta El Confidencial, buscando una vía legal para esquivar el veto del PP en el Senado. Aunque como las curvas nunca vienen solas, ha engordado Puigdemnt. Su poder dentro del PDeCAT. O lo que es lo mismo, su control de los ocho votos que su partido tiene en el Congreso. Son sólo ocho, pero sin ellos no suma Sánchez la mayoría absoluta.
Agradable no debe de ser levantarse cada mañana sabiendo que Puigdemont te tiene agarrado por los mismísimos ocho diputados. Y Casado por los senadores. Agradable no debe de ser, pero son los gajes de haber llegado, contra pronóstico, a presidente.