Su título es 'El gran robo del tren'. Fue filmada en 1903 y suena así: "..."
Exacto, es muda.
Corta, muda, trepidante.
Su director se llamaba Edwin Porter.
Al año siguiente otro director, Siegmund Lubin, opinó que en la historia habían quedado muchos huecos sin aclarar e hizo otra película con el mismo argumento. O sea, la misma película, versionada. Y así nació ¡el remake! Que tanta afición despertó entre los productores de Hollywood y que ha servido para que nos cuenten la misma historia muchas veces.
Asaltos a trenes los hemos tenido para aburrir. Pero la película que más remakes ha tenido es 'Cuento de navidad'. La primera es de 1901 y la última es de 2016. Adaptación y readaptación y requeteadaptación de la novela de Dickens.
El señor Scrooge, el fantasma de las navidades pasadas y todo eso.
Así que imagínate ahora a Rajoycon el camisón largo, el gorro de dormir y el candil en la mano, imagina que se le aparece el fantasma de Luis Bárcenas y que eso le asusta bastante y ya tienes la 'Canción de la Gürtel' en todas las versiones que hasta se han hecho de la misma película. Si además la proyectan en el hemiciclo del Congreso de los Diputados, pues ya tienes el pleno parlamentario de hoy. Nueve de la mañana de este 30 de agosto: "Gürtel, el remake del remake del remake".
Sentiremos, a partir de las nueve, la sensación, agosteña, de que esta película ya la hemos visto. No tantas veces como 'Pretty Woman' pero por ahí le va andando.
El primer pleno de estas características fue también un mes de agosto, pero de hace cuatro años. Al rebufo del formidable escándalo que supuso la difusión, en el diario 'El Mundo', de los sms que el presidente envió a su ex tesorero —Luis, sé fuerte— cuando ya le habían encontrado a éste sus cuentas en Suiza.
Agosto de 2013. Quien amagaba en aquel momento con presentar una moción de censura era Alfredo Pérez Rubalcaba, aún al frente del PSOE.
El problema que tienen los remakes es que requieren de algún aliciente para atraer de nuevo el interés del público. Si hoy algún diario hubiera publicado novedades relevantes de la investigación del caso, si hubiera aparecido un recibí, si Bárcenas hubiera cambiado otra vez de estrategia y tuviera manta de la que andar tirando, este pleno parlamentario de hoy podría haber sido un trago bien amargo para este presidente que tiene en la corrupción la peor pesadilla de su mandato.
Pero sin novedades que aportar, a habiéndose enfrentado Rajoy ya tantas veces a las mismas preguntas dentro y fuera de la cámara, van a tener que echarle ganas sus señorías de la oposición para que el pleno interese verdaderamente. Es el partido de vuelta de lo que ya vimos en julio, la comparecencia del presidente del gobierno ante un tribunal para responder a las preguntas de los abogados.
Ni aquello fue el fin del mundo para Rajoy ni lo va a ser el pleno de esta mañana. El estribillo ya se lo sabe: confió en Bárcenas, se equivocó, nunca supo en lo que andaba y nunca estuvo encima de la financiación de su partido. Correa, Crespo y el Bigotes sabe quiénes son y poco más. Él ni sabía ni nadie se lo contaba.
Así que hoy, otra vez. El reto lo tiene la oposición, los actores nuevos en este enésimo remake —Robles, Iglesias— para justificar que hayan escogido, en su legítima tarea de intentar poner en apuros al Gobierno, el mismo asunto de siempre. Que es, sin duda, el que Rajoy peor lleva. Y que es el que le costó ya una pérdida de votos muy notable. Pero cuyos efectos políticos, ahora mismo y en la España en vísperas de la diada y del primero de octubre, no parece que sean elevados. Mientras no salga nada nuevo, lo que daba de sí la Gürtel ya lo dio.
No hay contraindicación alguna —sólo faltaba— en que el Congreso vuelva sobre el asunto, pero el interés, hoy, y la preocupación general, hoy, está seguramente en este otro asunto que se llama acelerón independentista en Cataluña.
Y sobre esta otra cuestión, tan acuciante, no se ha celebrado en esa cámara pleno monográfico alguno. Porque nadie, todavía, lo ha pedido.