Les voy a decir una cosa. De todas las voces que han sonado esta semana en más de uno me quedo con la de Marisancho Menjón. Fue el miércoles a las 9:30. La emoción y la pasión con la que nos contó esta historiadora la vida y la muerte de María Domínguez. María Domínguez fue una aragonesa de origen humilde, autodidacta, maestra, escritora en prensa militante en el socialismo y primera mujer que gobernó un ayuntamiento en la España republicana que presidía el conservador Alcalá Zamora. Sus restos mortales recuperados de la tierra anónima de Fuentejalón fueron identificados esta semana junto a una peineta, unas horquillas, dos botones y unas sandalias.
Alguien cuyo nombre no viene al caso, el miércoles cuando termina el programa, sutil reproche, me dijo "no es un tema con enjundia suficiente para las 9:30 de la mañana Alsina, eso es prime time radiofónico, esto es una historia menor". Aún me sorprenden comentarios como este entonces pongo la sonrisa más enigmática que me sale porque nunca aprendí a clasificar, Juan Diego, las historias en mayores y menores. Tampoco a asignarles horarios a esas historias, horarios menores o principales. Y también porque, siendo esa persona que me lo dijo de tendencia a digamos conservadora, adivino que su incomodidad es fruto de esta falsa idea que identifica la recuperación de huesos perdidos con la gresca política y la revancha. Y me pregunto cuándo entenderán los rezagados que esta necesidad de encontrar y de dar sepultura a los restos de un familiar perdido es algo tan estrictamente humano, tan propio de la emoción y del duelo que apoco que escarben en sus afectos íntimos y en sus propios miedos alcanzarán a limpiar de prejuicios la mirada y a aplaudir que se desentierren las horquillas los botones la sandalias y por supuesto los huesos
Hallados los restos de la primera alcaldesa democrática en España, María Domínguez, fusilada en 1936
María Dominguez, la primera alcaldesa democrática en España, fue fusilada en Fuendejalón (Aragón) cuando tenía 54 años. Tras localizarse la fosa común donde se encontraba, sus restos han sido recuperados y se ha confirmado su identidad. Marisancho Menjón, historiadora y directora general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, ha estado en Más de uno contando la historia de la que fue la primera mujer en
María Domínguez nació en Pozuelo de Aragón en una familia muy pobre y no tuvo oportunidad de ir a la escuela. En contra de la opinión de su madre, aprendió a leer y escribir de forma autodidacta. “Siempre tuvo un afán por aprender y escribir”, cuenta Marisancho, por lo que siendo muy joven comenzó a publicar en periódicos, algo extraordinario para una mujer de su clase social que no había recibido educación.
María confiaba en la educación para mejorar la sociedad por encima de todo, y defendía unas ideas socialistas, feministas y republicanas.
Vivió en la localidad de Gallur, Aragón, donde fue designada por el gobernador civil para presidir la comisión gestora del Ayuntamiento de Gallur. “Su obsesión fue crear escuelas porque tenía el empeño de mejorar la sociedad a través de la educación”, explica la historiadora.
Al inicio de la guerra civil, huyó de Gallur y en su pueblo fue denunciada. Desde allí, fue trasladada hasta Fuendejalón, donde fue fusilada y enterrada en las tapias del cementerio junto con otros tres hombres.
La localización de los restos fue impulsada por la asociación AFAEM (Asociación de Familiares y Amigos de los Asesinados y Enterrados en Magallón). Así, la dirección general de patrimonio de Aragón inició la exhumación de oficio, “algo que reclaman las asociaciones memorialistas”, dice Marisancho.
En el segundo día de excavaciones se empezaron a encontrar sus restos, que se encontraban con los brazos hacia arriba, lo que demuestra que María fue arrojada a la fosa. También se ha podido ver un agujero de bala en el cráneo y se ha encontrado una peineta porque María se recogía el pelo con un moño.
Una vez exhumados los restos, se mandaron a analizar el ADN en un laboratorio con las muestras de algunos familiares, y ahora, finalmente, se ha podido confirmar que esos restos pertenecían a María Domínguez, fusilada con tan sólo 54 años.