Reconozco que los Reyes me caen bien y es más, aplaudo ese esfuerzo que han hecho como pareja para acompasar el andar del país, de sus realidades, sus problemas, sus preocupaciones. Salvando un buen puñado de obstáculos, que ni la realidad ni su propia familia se lo puso nada fácil. Y creo que, como me pasa a mí, a una gran mayoría les mola tener unos monarcas como estos, con los que identificarse o al menos, con los que sentir orgullo por cómo se comportan.
Dicho esto, tras 20 años de matrimonio y 10 de reinado, sin tirarnos nada a la cabeza y solo para ser más decentes con nuestro sistema, no pasaría nada que nos preguntásemos por lo que deseamos, por lo que aspiramos, y de la manera que queremos convivir.
Las urnas y las consultas son maravillosas si son de todos y nadie las patrimonializa. A mí todo lo que sale de ellas me parece lo más legítimo del universo. Y preguntarle a este pueblo español del siglo XXI sería un ejercicio de autoafirmación que daría mayor legitimación a todo el engranaje del Estado. Votar Constitución, votar monarquía o república, votar sin ánimo de dividir. ¿Sería factible? Yo creo que sí, la verdad.