Entre ellas estaba la presentación de Aura, el asistente virtual de Movistar. Se lanza en seis países y en colaboración con Facebook, Google y Microsoft, permitirá a los clientes relacionarse con los servicios que tiene la compañía. También presentó el primer asistente doméstico, Movistar Home, novedoso porque es el primero que se va a lanzar en español y de momento conectará televisión, router y otros servicios en el domicilio.
Pero Aura no es el primero. El desarrollo de los asistentes virtuales es imparable. A todos los sonarán nombres como Siri, el asistente de Apple presente por ejemplo en todos los Iphone. O Google Assitant, o Alexa de Amazon o Cortana de Microsoft.
Por asistentes virtuales entendemos un software capaz de reconocer la voz humana, que luego procesa y le permite interactuar dando información o activando servicios. Detrás de todos ellos está la inteligencia artificial y la capacidad que tienen de aprender mediante el uso. Ahora ya pueden conectar máquinas, ofrecer información o hacer y programar compras electrónicas. Los podemos encontrar en el coche, en la casa, en el comercio o en el móvil.
Sus límites son infinitos. Toda la interactividad tendrá un primer acceso mediante la voz. Y pronto estaremos todos hablando por nuestras casas dando órdenes a nuestros asistentes. Enciende la luz, sube el volumen, busca una película. Otras funciones las irán aprendiendo ellos solos. Desde controlar lo que hay en la nevera y comprar lo que falta, a avisarnos de ofertas on line o del tiempo en la calle.
Pero ojo. También hay riesgos. Nuestros datos y nuestras conversaciones o actos podrían ser grabados y guardados sin nuestro conocimiento violando nuestra intimidad. No es una posibilidad. Ya ha ocurrido. Por eso de nuevo es necesaria una legislación y un sentido ético que regulen hasta dónde un asistente puede asistirnos o capturarnos. Pero no se preocupen los gurús también dicen que habrá asistentes legales virtuales para defendernos.