Esta semana se ha publicado que en los cinco últimos años, Google, Microsoft y Apple, han realizado un total de 313 patentes de atención médica sólo en los Estados Unidos. Una cifra altísima que supera a la de la propia industria farmacéutica. La clave está en la gestión del Big Data y en el uso de la inteligencia artificial. Y las empresas el sector han decidido unir fuerzas. Unas alianzas que crecen sobre todo en campos como la diabetes, los problemas respiratorios, la oncología, la neurología o las enfermedades cardiovasculares.
Todos los investigadores coinciden en que el poder recoger millones de datos de pacientes de una enfermedad y gestionarlos con inteligencia artificial está permitiendo adelantar la detección, diagnóstico y tratamiento de muchas enfermedades.
Los proyectos son muchos y variados. Porque la capacidad de recoger datos en tiempo real a través de, por ejemplo, los móviles abre mil posibilidades. El poder obtener datos de millones de personas puede conseguir generar patrones que permitan adelantar en varios minutos la detección de un infarto o de un ictus. Un tiempo que salvará miles de vidas. O saber con días de antelación cuando alguien cae e n una depresión y poder combatirla así más fácilmente en sus inicios.
El Big data no es sólo el nuevo petróleo, es ya también la nueva medicina.