Y ahí entra en jugo la llegada de la tecnología 5G. Con el 5G se podrá tener millones de conexiones potentes con máquinas, coches o electrodomésticos de forma instantánea, simultánea y continua. Se podrá tener el internet de las cosas.
Hace unos días The Wall Street Journal destacaba algunos campos que vivirán una revolución global con el 5G. Y el primero y más importante será el de conseguir fábricas sin cables. Máquinas que responden a otras máquinas por conexiones inalámbricas de forma simultánea y con latencias cero, es decir, instantáneas. Máquinas y robots móviles que se muevan inalámbricamente por los almacenes. Es lo que se conoce ya como ´Manufacturas 5G. Y lo mismo en el hogar.
La automoción será otra revolución. Igual o más grande que la llegada de los coche frente al transporte con animales. Con el 5G los nuevos vehículos autónomos recibirán en sus sensores información en tiempo real del tráfico y sobre todo de los vehículos que les rodean. Esto implicará billones de conexiones en tiempo real, e ininterrumpidas que el 5G puede abastecer.
Otro campo fundamental será la medicina. Por fin se podrán hacer operaciones delicadas por un neurocirujano a miles de kilómetros del paciente. Y también habrá cambios radicales en la propia relación interactiva paciente doctor mediante realidad artificial. Un mejor control médico inalámbrico de los pacientes que permita en tiempo real ajustar medicaciones o tratamientos sin visitar las consultas.
Y cambiará nuestro entretenimiento. Desde transmisiones deportivas con visión subjetiva con mini cámaras que lleven los propios jugadores, a la introducción de realidad aumentada en el cine para vivir las experiencias de mayor inmersión. También la actividad y rastreo con videocámaras será de tal magnitud y exactitud que servirá desde el control en tiempo real de las calles por la policía al rastreo de los clientes en una tienda para ver lo que curiosean y luego ofrecérselo on line.
Eso será parte del mundo 5G. Y eso cambiará nuestras vidas.