Me explico. Hasta ahora se había hablado mucho de la venta o cesión no autorizada de datos de los usuarios de estos gigantes tecnológicos a otras empresas para fines comerciales. Estas prácticas abusivas han sido multadas ya en bastantes ocasiones. Se multaba, sobre todo en Europa, y parecía que no pasaba nada. Asumían las multas, seguían ganado dinero y los gobiernos eran incapaces de ir más allá.
Pero esto es distinto. Ya había un runrún que venía desde la campaña electoral de Donald Trump y el uso de hackers rusos. Pero lo conocido ahora es más grave. Una empresa, Cambridge Analítica, consiguió y usó para fines políticos los datos de 50 millones de norteamericanos. Y esto ha provocado un gran agujero en la línea de flotación de Facebook. Mark Zuckerberg se defiende diciendo que ellos has sido los perjudicados y anunciaba que va a implementar medidas para que no vuelva a pasar. Pero en el camino, en tres días, Facebook perdió en bolsa más de 50.000 millones de dólares. Y se enfrenta a una oleada de posibles demandas multimillonarias por violación de la intimidad en muchos países. El escándalo sigue. Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea han citado a Zuckerberg para que explique en persona lo ocurrido. Muchos países como Israel y Brasil anuncian investigaciones y miles de personas se dan de baja en la red social.
Pero no debemos focalizar sólo en Facebook esta fuga de nuestros datos personales. Son muchas las empresas de internet que se esconden en la letra pequeña de unas condiciones de uso que directamente son imposibles de leer. El usuario está indefenso. O no lo lee o se siente obligado a autorizar cosas que no sabe si quiere usar la red o el servicio.
Muchos esperamos que esta crisis provoque el fin de la alegría con que estos gigantes tecnológicos espían a sus propios usuarios. Y también que los Estados sean conscientes de cómo un mal uso del Big Data deja indefensa a sus ciudadanos ante posibles manipulaciones. Ahora han quedado al aire las debilidades que tiene esta sociedad digital moderna. Y afecta y mucho a la salud democrática. Y eso es muy grave y peligroso.