Aunque Putin siempre ha negado su participación, lo cierto es que la propia Facebook reconoció que desde Rusia se publicaron unos 80.000 posts en un periodo de dos años que podrían haber sido vistos por unos 126 millones de norteamericanos. El entramado ruso también llegó a lanzar más de un millar de vídeos en YouTube y creó casi tres mil cuentas falsas en Twitter. Pero la realidad es todavía peor. Facebook y Twitter acabaron reconociendo que además habían vendido publicidad a los rusos para difundir mejor sus mensajes.
El Comité del Senado recordó las manipulaciones en el Brexit, las elecciones francesas y alemanas. Y también se habló de Cataluña. Heinrich, un senador demócrata, les preguntó a los tres grandes qué medidas estaban tomando para evitar los mensajes sesgados, o directamente bulos, que se estaban publicando con las tesis independentistas. Así se supo que los tuits sobre Cataluña de Julián Assange, el fundador de Wikileaks, alcanzaron una viralidad infrecuente y muy rápida. La propia Twitter reconoció que un 59% de los perfiles que compartieron o reaccionaron a estos mensajes eran ‘bots’, eran falsos, eran robots que amplían el alcance. Luego hemos sabido que el Govern de Puigdemont contrató precisamente al loby norteamericano implicado en el Rusiangate. Son tiempos de manipulaciones. Se están usando para desestabilizar a las democracias occidentales. Hay muchos focos. Desde Rusia al ISIS. La basura se propaga muy rápida por las redes. Facebook, Twitter y Google dicen que hacen esfuerzos para controlarlo. Pero no parece que, de momento, tengan mucho éxito.