Pues bien, la respuesta de Mark Zuckerberg ha sido radical. Ayer informaba desde su blog que Facebook abandona su esencia de plataforma abierta para apostar por una plataforma enfocada en la privacidad y en la confidencialidad. Anuncia que va a unir los servicios de mensajería Whatsapp, Messenger e Instagram en una sola plataforma.
Una idea que podría ser revolucionaria pero que no deja de ser una copia de la aplicación china WeChat. Y no es la primera vez que le acusan de copiar. Ya pasó cuando calcó las herramientas de Snapchat para contenido efímero.
WeChat es como si juntáramos a Whatsapp con Facebook e Instagram, y también con llamadas de voz y con las videollamadas de Skype y los pagos de Paypal. Lo mismo tiene una especie de Uber para compartir viajes, que un Tinder para buscar ligues. En China, donde no está Facebook, lo usan más de 1.100 millones de chinos. Lo tiene todo. Bueno, casi todo, porque es una plataforma donde no se puede hablar libremente. El estado chino censura cualquier comentario o publicación política contraria o disidente.
Dice Zuckerberg que Facebook debe transformarse en una red unificada "más simple", y centrada en mensajes privados y en los formatos de "historias", que se borran pasadas 24 horas. Un mundo donde todo esté encriptado y no permanezca demasiado tiempo
Como dicen ya algunos críticos, un mundo perfecto para que todo tipo de escándalos sean invisibles para los medios. Y es que Facebook y China parecen dos mundos paralelos.