Con Francisco Sierra

Minuto tecnológico: La sorpresa de Facebook

Decía la canción que la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Y esta semana la sorpresa a nivel mundial la ha dado Facebook al anunciar que desde 2018 pagará los impuestos por los ingresos que genere por publicidad en el país donde se realicen. Es decir pagará, por fin en España, por los ingresos publicitarios que genere en España.

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Madrid |

Y lo mismo hará en Francia, Italia o en Alemania. En total, 25 países donde tienen oficina propia y un mercado con una publicidad local potente. Esto supone que ya no desviará todo su negocio de Europa hacia Irlanda para aprovecharse de su insolidaria política fiscal y pagar menos impuestos.

Y esto trae muchas derivadas. Por un lado, mayores ingresos para las arcas del estado. No era normal que el segundo mayor receptor de inversión publicitaria en Internet en España, por encima de los ciento cincuenta millones de euros, presentara en el Registro Mercantil pérdidas netas por medio millón de euros.

Por otro lado, se recupera un poco la igualdad jurídica y fiscal con la gran mayoría de empresas que sí realizan los pagos de su negocio nacional en España. Y este hecho es muy importante, porque otras multinacionales como Google o Apple o Amazon, quedarán todavía más en evidencia y marcadas con su ingeniería fiscal para no pagar impuestos. Sólo un dato, Google es el mayor receptor de inversión publicitaria en España. Según algunos cálculos superará los mil millones de euros de facturación. Pues bien, el año pasado sólo pagó seis millones y medio de euros en concepto de impuesto de sociedades. La mayoría de los ingresos se desviaron a Irlanda.

Si Facebook da este paso ahora es porque la presión conjunta de la Unión Europea y los países es cada día más fuerte. Ahora toca que otras grandes tecnológicas den el mismo paso. La Agencia Tributaria española tiene bajo inspección la mayor parte de las liquidaciones de los últimos años de muchas multinacionales.

Una vez más Mark Zuckerberg ha demostrado su brillante agilidad para ajustarse a las exigencias de transparencia y regulación que piden los gobiernos. Facebook abre una senda y hay que reconocérselo. Veremos ahora hasta donde llega.