Chiste malo, pero que viene al caso porque la tecnología 5G supone que una película se podrá descarga en apenas segundos. Y no sólo eso. Toda la industria, la economía, las comunicaciones y también la seguridad militar se comunicarán por estas redes. Redes capaces de ofrecer velocidades de descargas de hasta 10 gigas por segundo o de reducir la latencia, es decir el tiempo de respuesta de una red, a cuatro milisegundos, lo que supone casi tiempo real. O de multiplicar la densidad de dispositivos conectados llegando a un millón por kilómetro cuadrado.
Junten ustedes velocidad de descarga, casi instantánea y en millones de dispositivos. Y tienen el futuro. Tienen el internet de las cosas. Todo conectado a la red y que responde en tiempo real: coches, neveras, televisores, móviles, servidores y también soldados, armas, aviones o espías. Y ahora imaginen la posibilidad de que alguien lo pueda intervenir e incluso paralizar todo.
Ese es el temor de Estados Unidos que advierte y amenaza a Europa con aislarlos de toda información importante de seguridad si negocian con empresas chinas. Trump está convencido de que Huawei no podrá resistir presiones del gobierno chino y acabará diseñando puertas traseras para acceder a la información más comprometida.
En España de momento Telefónica, Vodafone y Orange tienen al gigante chino como principal proveedor que consigue una cuota de mercado del 60%. Y tampoco parece que Alemania o Francia por citar dos casos den pábulo, a esas acusaciones de ciberespionaje.
Bueno, bonito y barato. O peligroso. Muy peligroso. Ese es el dilema. Porque de momento la gran fuga de datos masiva y probada que ha puesto en peligro la democracia en varios países ha sido la de Facebook.