A lo largo de los últimos días, hoy mismo y probablemente hasta el momento de su sepelio, el protagonismo lo ha tenido el féretro de la reina Isabel II, y es muy curioso constatar que prácticamente todos los periodistas que están cubriendo la noticia están empleado con mucho acierto el término adecuado.
No he escuchado a nadie decir "el ataúd de la reina" o "el sepulcro". Todos han acertado, pero tal vez no sepan por qué. 'Féretro' es un vocablo griego en sus orígenes. Procede del verbo 'Fero: llevar, transportar', tanto en griego como el latín. Implica una idea de movimiento, algo que se puede llevar, transportar, pero también solemnidad. Lo que se llevaba no era un montón de trigo, sino una imagen de tipo religioso, algo que había que levantar en alto para ser honrado y venerado.
Dado que debe ser honrado, transportado y alzado, y alberga el cadáver de un personaje distinguido, lo correcto es emplear, conservado incluso el primitivo acento, el término griego 'Féretro'.