Es el fichaje de la mañana. Y no me refiero a Sergio Ramos que jugará en el PSG las dos próximas temporadas. Sino al ministro de Consumo, Alberto Garzón, que harto de chupar banquillo en las ruedas de prensa posteriores al Consejo de Ministros, ha decidido reincidir como youtuber para poder desarrollar su potencial activista y cargar contra cualquier sector estratégico de nuestra economía.
Primero fue el jamón y el aceite de oliva, alimentos deleznables, según la tabla nutricional Nutriscore que él no desdijo; es más sostuvo que él no estaba para defender los productos españoles. Después inició la cruzada contra el azúcar, siguió cargando contra el turismo y la hostelería porque a su juicio no generan valor y ahora le ha tocado a los ganaderos.
Porque para Garzón una cosa son las barbacoas o el solomillo que sirvió en su boda y otra distinta darnos instrucciones para que no comamos carne que las flatulencias vacunas contaminan mucho. Sus opiniones nutricionales son, faltaría más, perfectamente legítimas aunque estén basadas en datos que no sustenta el Ministerio de Agricultura cuyo titular, Luis Planas, le ha recordado que los ministros están para solucionar problemas, no para generarlos.