Europa está en un momento de fragilidad ante el Covid-19. Esta declaración en España de la responsable sanitaria de la Unión Europea es un baño de realidad ante el impacto que la variante Delta está teniendo en todo el continente.
Es cierto que la huella sanitaria es distinta en función de la gestión de cada estado. Por ejemplo, es difícil de comprender que el Gobierno español decidiera retirar la mascarilla en espacios abiertos solo un día después de que la Agencia Europea nos advirtiera del riesgo que eso suponía para la transmisión del virus, principalmente entre jóvenes.
Pero la Unión Europea también tiene sus responsabilidad, por ejemplo en lo económico. Bruselas debería explicar por qué se permite que determinados gobiernos nos hagan vetos puntuales sin tener en cuenta criterios como el grado de inmunización, si hemos acordado que el certificado único de vacunación es el que debe permitir o no la libre circulación por la Unión Europea.