Aún caducado, 2020 puede apuntarse otro nefasto mérito. Ha sido el peor año para el empleo que ha conocido España desde 2009. 360.000 puestos de trabajo han sido destruidos y un millón y medio de trabajadores o están en el paro o en ERTE.
El coronavirus ha sido letal en la economía y en la salud. Por eso es, como mínimo desconcertante, que ahora que tenemos vacunas, no se inmunice al ritmo previsto. No hay excusas. Si falta personal, tenemos al sector privado y la disponibilidad del ejército. Y lo de explicarlo con que nos han pillado las fiestas es de GILA. ¿Está el enemigo? Pues que pare la guerra.