Porque eso significaría que la pobreza ya no se escribe sobre todo en femenino, que para acceder a un puesto de trabajo se valora la capacidad y no el sexo, que las dificultades para llegar a un puesto de responsabilidad son las mismas para todos, que contar con más fuerza física deja de ser una excusa para amedrentar y que tener una hija ni es una desgracia ni obliga a mutilarla.
Pero todavía no es el momento. Hoy es, un año más, el Día Internacional de la Mujer.