El Consejo General del Poder Judicial ya tiene presidente. Más bien presidenta. Isabel Perelló, la primera mujer al frente de esta institución que se encargará no solo de gobernar a los jueces sino que también estará al frente del Tribunal Supremo.
Acaba así el calvario de estos últimos cinco años en el que uno de los poderes del Estado ha permanecido secuestrado por el desacuerdo de los partidos políticos. Parece que el pacto les cuesta más a algunos de nuestros próceres que el ordeno y mando, la receta que Sánchez pretende imponer en su partido en el Congreso de Noviembre.
Prietas las filas y no se admiten quejas ante el trato diferencial a Cataluña. Aunque la obediencia debida lleve a la portavoz del PSOE a hacer el ridículo de comparar a provincias tan maltratadas como Cuenca, Soria o Teruel con los privilegios arrancados por los independentistas. Ridículo e indignación.