España ya cuenta con la octava ley educativa de la democracia que acaba con el castellano como lengua vehicular y que permite pasar de curso con suspensos.
Eso significa que cada cinco años de media hemos tenido normas distintas en la democracia para la formación de nuestros alumnos.
Quizá así sea fácil entender nuestros resultados en el estudio Pisa, el puesto que ocupamos en el ranking mundial educativo, incluso, dada la alergia al criterio único y mantenido en el tiempo, aclara por qué tenemos semejante carajal en medidas restrictivas por Covid en cada comunidad.