El espíritu conciliador que el presidente del Gobierno mostraba en Davos llamando a una alianza contra el extremismo, se compadece poco con la actitud del Gobierno en España. Señalamiento a los empresarios, sugerencia constante de guerra sucia judicial, vaciamiento del papel del Estado sin debate alguno, legislación vía Real Decreto ley o ruptura del principio de igualdad de los españoles son algunos de sus grandes hitos.
Esta mañana nuevo ejemplo de espíritu conciliador: ignorar el informe de los letrados contra la ley de amnistía y acusar al PP de querer cargarse la ley porque en realidad no quieren la convivencia en Cataluña.