Último día de Salvador Illa como ministro de Sanidad del gobierno de España.
Tan graves son las cosas que nos están pasando en este país, tan difíciles de digerir algunas decisiones y comportamientos, tan brutales las cifras de muertos e infectados que pareciera que estemos anestesiados ante la desgracia por un lado y la indecencia por otro.
Pero sólo hace falta bajar un instante a pie de actualidad para preguntarse si está justificado que por el interés partidista en las elecciones catalanas el máximo responsable de la gestión de la pandemia más mortal que hemos conocido, deje el trabajo a medio hacer y sin dar explicación alguna en el Congreso de los diputados donde estaba citado el jueves.